Inicio Entrevistas La revelación del periodismo español en París 2024: “He trabajado de barrendero”

La revelación del periodismo español en París 2024: “He trabajado de barrendero”

La revelación del periodismo deportivo español en los JJOO de París fue Roberto Quintana, el hombre que hizo las entrevistas a pie de pista para TVE. Hoy, en la frialdad de una tarde de Madrid, hablamos con él. 

 

Tiene 35 años y es de Belorado: un pueblo de Burgos por donde pasa el Camino de Santiago. Oposita para ser fijo en TVE y reunió el aplauso unánime  del atletismo por sus entrevistas a pie de pista en los JJOO de París. Ahora, hablando con él, uno se da cuenta de que Roberto Quintana ya venía muy preparado. “He  trabajado ocho años en Movistar haciendo fútbol y documentales”, recuerda esta tarde en El Retiro.

¿Quién es Roberto Quintana?
Un enamorado del deporte, un friki total del atletismo y un chico de pueblo de Belorado, en La Rioja burgalesa que se dice.

Y los enamorados del atletismo no nos olvidamos de sus entrevistas a los atletas en los JJOO de París 2024. 
Ni yo, ni yo tampoco.

¿Y qué recuerda?
Recuerdo que lo primero que hacían eran mirar mi Ipad para ver qué marca habían hecho (risas). Pero, sobre todo, recuerdo que siempre que pasaban los españoles todos se paraban. Los veía  conscientes de que debían hablar, de que es parte de su trabajo y de que debían hacerlo con sinceridad, con honestidad y que no pasaba nada por pasarse de frenada. Al final, todo eso hace que encajes más con la gente.

¿Y hubo una entrevista que fuese la mejor?
Para mí, fue Olyslagers, la saltadora de altura que ni siquiera fue oro. Pero yo llevo años viendo como ella termina cada salto y rápidamente lo apunta en la libreta. Siempre me pregunté qué apuntaría. Así que, nada más terminar, cuando pasó a mi lado, me presenté, hablé con ella dos minutos y le pedí que me dijese que apuntaba en la libreta. Y, en vez de decírmelo, ella misma me lo enseñó en el papel.

¿Y qué vio?
Vi que ella pone una nota a cada salto y lo que ha sentido, desde ‘he ido muy rápido’ hasta ‘he talonado mal’. Pero, además, hace un dibujo dependiendo del sentimiento que tenga en la cabeza. Lo guarda y dice que así se acuerda más fácil de lo que la ha pasado y de no olvidarlo. Es una forma muy top de mejorar.

¿A quién le faltó entrevistar?
Uno de ellos fue Jakob Ingebrigsten

¿Y lo intentó?
Yo intenté hablar absolutamente con todos los grandes. Pero unos se paraban y otros no y Jakob no se paró. Me faltó también Gaby Thomas. Pero creo que fueron los únicos. Españoles no, ninguno. Pude entrevistar a todos.

Ahora les puede volver a dar las gracias. 
Lo más políticamente correcto sería dar las gracias a todos. Pero si tengo que concretar en alguien diría Belen Toimil, porque es muy fácil hacer entrevistas cuando todo va bien. Pero cuando llevas una temporada a un nivel extraordinario y en la prueba top fallas y dejas que te entrevisten tiene su valor. Me acuerdo del momento de Belén. Estaba muy fastidiada. Le agradezco que se parase y hablase con nosotros.

¿Dónde aprendió a entrevistar?
Es como la  vida. Cuando más preguntas, menos te cuesta. No me he fijado en nadie en especial durante toda mi vida.

¿De dónde viene?
He estado ocho años en Movistar. Hacia sobre todo futbol. Luego, terminé haciendo documentales de todo tipo. Pero casi siempre de deporte hasta que surgió la posibilidad de venir contratado a TVE.

¿Y cómo llegó al atletismo?
La decisión fue de Rosana Romero, la jefa. Un día me llama a su despacho y me dice, ‘he pensado en ti para hacer las entrevistas a pie de pista en los JJOO de París’. Pero además, me dice, ‘no quiero que sólo hagas entrevistas, sino que también seas un añadido a la retransmisión’.  ‘Ah, sí, claro, encantado’

¿Y cómo se preparó?
A veces me quedaba hasta las tres de la madrugada viendo vídeos, apuntando datos. Llegué a reunir 400 folios en los últimos meses. Le puedo decir que antes de ver el oro olímpico de Julien Alfred, la atleta de Santa Lucia, yo ya le había visto 150 vídeos de carreras suyas. No quería que se me pasase nada.

¿Y a Kenneth Rooks, la inesperadísima plata de 3.000 obstáculos?
Le había visto unas quince veces. Pero es verdad que, al final, piensas en otros como más claros favoritos. Pero aun así no me detenía porque quería tener cada nombre apuntado en la memoria. No quería que me preguntasen por algún atleta y me sorprendiese.

¿Ha sido atleta?
He hecho atletismo ocho o nueve años. En el pueblo sólo teníamos montaña. Gracias a Ángel Estebanez empezamos a correr y resulta que en un pueblo de 1.800 personal íbamos a campeonatos de Castilla León y ganábamos. Y uno de ellos (aunque fuese de los peores) era yo hasta el día en el que el propio Ángel me dice que hiciese marcha. Sin haberla hecho nunca, fui tercero en mi primer campeonato.

¿Cuándo viene a Madrid?
Primero, hice publicidad y relaciones públicas en Segovia. Luego, ya vine a Madrid a hacer un Master de periodismo. Y en esa época hago de todo. Trabajé de pizzero, de mascota en un centro comercial, de ayudante, de camarero hasta que llegan los JJOO de Londres 2012 y me voy allí.

¿A trabajar?
A trabajar de barrendero, sí. Mis padres ya están jubilados. Pero mi madre era limpiadora de mi instituto. Mi padre ha trabajado la mitad de su vida en una fabrica de madera y la otra en una mina. Así que trabajar está en mi genética. A partir de ahí he luchado por trabajar en lo que me gusta. Ahora, le puedo decir que es imposible que trabaje en algo que me guste más.

Oposita para ser fijo en TVE. 
Estoy en ese proceso, sí.

¿Qué carrera sueña con retransmitir?
Para mí, el sueño era retransmitir una medalla de Attaoui en estos JJOO. Me he quedado próximo. De hecho, la final del 800 Lourdes me deja retransmitirla a mí porque sabe que me hace especial ilusión narrarla. Sabe que llevo siguiendo mucho tiempo a Attaoui. Sabe que me transmitía algo especial y el día anterior Lourdes me dice, ‘la final del 800 quiero que la narres tú’, y la estoy muy agradecido.

Le escuchaba también Jesús España. 
Jesús es muy buena persona y profesionalmente me sorprende en el tema de los ritmos. Tiene el reloj metido en la cabeza y luego ir con él en un estadio y que se encuentre a otros mitos y le saluden como si tal cosa y, sin embargo, él no se da importancia. Lourdes y yo no hacíamos más que repetirle, ‘Jesús, es que eres un mito’, pero con toda la admiración posible, se lo digo de verdad.

 

 

 

 


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