En 2010, Kilian Jornet, con 22 años, corrió la Western States por primera vez, quedó tercero y comenzó una leyenda que cambiaría el trail running.
Esa carrera y la película Unbreakable se convirtieron en un rito de iniciación para corredores de todo el mundo, mostrando el talento natural de Kilian y el corazón de un deporte que aún estaba empezando.
Al año siguiente, volvió para ganar. Pero la vida, al igual que el recorrido, rara vez vuelve a ser igual.
Hoy, Kilian tiene 37 años. Es padre de tres hijos, empresario y un estudiante incansable del rendimiento. Es el corredor de montaña más condecorado de la historia, pero su regreso a Western States no es una vuelta al pasado. Es una evolución.
“Western States despierta una mezcla de nostalgia y emoción. Fue mi primera gran victoria, un momento que marcó el inicio de mi carrera. Ahora siento que he crecido tanto como atleta como persona. Estoy disfrutando del proceso de otra manera.”
La carrera ha cambiado. Kilian también.
Desde la victoria de Kilian en 2011, con un tiempo final de 15:34:24, el recorrido de la Western States sólo ha ido ganando velocidad. En las últimas seis ediciones, cinco ganadores han bajado de las 15 horas. El récord de Jim Walmsley, con 14:09:28, ha restablecido el listón y ha dejado los tiempos de los ganadores anteriores a un paso del podio.
La cultura también se ha transformado. Los avituallamientos ya no son paradas tranquilas, sino escenarios llenos de medios de comunicación, aficionados y carpas con marcas. Lo que antes era una prueba de resistencia ahora exige precisión. ¿El margen de error? Minúsculo.
“Sobre el papel, no parece muy divertido. Pero es divertido por el reto: el entrenamiento, la competición. No me importa ganar o subir al podio. Se trata de explorar lo que es posible hacer ahí fuera.”
De tener tiempo ilimitado… a tener minutos contados
Atrás quedaron los días en que Kilian podía pasar horas y horas recorriendo las montañas. Hoy, la paternidad ha transformado su tiempo y su forma de pensar.
“Con niños, hay menos tiempo para entrenar y una rutina mucho más marcada. Quiero pasar tiempo con ellos, así que la mayor parte del entrenamiento la hago cuando están en el jardín de infancia”.
Comparte sus días con Emelie, su compañera en la vida y en el entrenamiento, y compaginan las sesiones con las siestas, las recogidas y la vida cotidiana.
“Intentamos ser más eficientes. Normalmente, planificamos las sesiones en función del horario de los niños y nos turnamos. Cuando era más joven, tenía tiempo ilimitado. Ahora todo es más organizado, más intencionado”.

La ciencia de mantener la excelencia
A los 22 años, Kilian entrenaba por instinto y por placer. Hoy, con un tiempo limitado y una década de experiencia a sus espaldas, el enfoque de Kilian se trata de necesidad y matices.
“He pasado de una mentalidad de «cuanto más, mejor» a otra de precisión, entendiendo lo que realmente ayuda al rendimiento y a la salud”.
Ahora que vive en la gélida Noruega, ha encontrado formas creativas de prepararse para el calor de Western States. Su gimnasio se convierte en una cámara de calor: trajes de sauna, temperaturas que superan los 40 °C y control de la temperatura corporal, todo al servicio de optimizar la eficiencia.
“No se trata solo de desarrollar tolerancia. Se trata de sudar antes, mejorar la absorción de sodio y enseñar al cuerpo a enfriarse de forma más eficiente”.
Todo se mide. La ingesta de sodio. La pérdida de líquidos. La recuperación. No se pierde ni un minuto. Donde antes tenía tiempo infinito, ahora cada sesión cuenta.

Los datos no sustituyen a las sensaciones. Las refinan.
El COROS APEX 2 Pro y pulsómetro de Kilian forman parte de sus herramientas diarias. Controla tu frecuencia cardíaca, tu cadencia y tu ritmo de esfuerzo, no solo por los números, sino para escuchar mejor a tu cuerpo.
“Si veo que el ritmo o el ritmo esfuerzo están bajando o que la frecuencia cardíaca está variando, acelero. Los datos me ayudan a mantenerme en sintonía con cómo me siento.”
Ahora utiliza la VFC, métricas del sueño y herramientas de seguimiento de la carga inimaginables en 2010, para guiar no solo el entrenamiento, sino también la recuperación y la longevidad.
“Es más inteligente porque conozco mejor mi cuerpo. Es diferente porque mi vida ha cambiado, tanto en lo personal como en lo profesional.”
Cómo se ve el éxito ahora
El éxito en Western States en 2025 no se medirá por una foto en la línea de meta o una foto en el podio. A diferencia de 2011, Kilian no tiene nada que demostrar en este deporte. Esta vez, se trata de responder a una pregunta que lleva 14 años esperando en silencio.
“No se trata de volver a ser joven. Se trata de entrenar con intención, respetar la recuperación y mantener la curiosidad por lo que aún es posible”.
Sus carreras largas rondan ahora los 80 km, con una frecuencia cardíaca media inferior a 140 ppm. Corre menos y monta más en bicicleta. Y cada sesión es una pieza del rompecabezas de
una vida construida en torno a la familia, la sostenibilidad y el legado.
“Aunque me encanta la competición, ya no se trata tanto de participar en muchas carreras. Se trata de hacer cosas en las que creo: carreras, proyectos y crear una influencia positiva”.

La carrera sigue siendo importante
Kilian no necesitaba volver a Western States (ya había demostrado su capacidad cientos de veces), pero lo hizo.
¿Por qué? Porque algunas carreras nunca te abandonan. Porque el rendimiento no se desvanece, evoluciona. Con las herramientas adecuadas, la mentalidad adecuada y el propósito adecuado, no tenemos que entrenar como cuando éramos más jóvenes para rendir igual o incluso mejor.
Solo tenemos que seguir apareciendo con intención.
“Antes me exigía sin límites. Ahora escucho más. Planifico más. He aprendido que combinar proyectos de montaña, familia y entrenamiento eficiente es lo que me hace crecer.”
Quince años después, el deporte ha evolucionado y la carrera es más rápida.
Pero Kilian también.