Jakob Ingebrigtsen ha vuelto a calzarse las zapatillas, pero todavía no sobre el tartán. El campeón olímpico ha sorprendido este martes con un mensaje en redes sociales: “No lo llames regreso. 20 minutos en la cinta Boost. Aún no estoy fuera de peligro, pero es un gran paso adelante.“
Lo ha hecho junto a una imagen entrenando sobre una máquina peculiar: una cinta de correr antigravedad, en este caso el modelo BOOST (también conocida como Alter G, otra de las marcas que se comercializan) una tecnología creada por la NASA que ha revolucionado la forma en que los atletas (y también pacientes clínicos) pueden entrenar mientras están lesionados.
¿Qué es la cinta antigravedad?
Es una cinta de correr desarrollada originalmente para ayudar a los astronautas de la NASA a readaptarse a la gravedad terrestre tras pasar largas estancias en el espacio. La falta de gravedad produce una pérdida de tono muscular y densidad ósea, por lo que se buscaba una herramienta que permitiera entrenar sin impacto, o con un impacto controlado.
Su funcionamiento se basa en una tecnología que reduce el peso corporal del usuario entre un 100% y un 20%, en intervalos del 1%. Así, un atleta de 75 kilos podría entrenar como si pesara solo 15 kg. Esto se logra gracias a una cápsula de presión positiva, que envuelve el tren inferior del corredor (de cintura para abajo), creando una atmósfera que “empuja” hacia arriba el cuerpo y reduce el efecto de la gravedad.
Cómo funciona: la ciencia detrás de “flotar” al correr
Al iniciar la máquina, esta se infla calibrando el peso real del usuario y creando una presión uniforme en la cápsula. A partir de ahí, el control de peso se regula con un simple botón.
Mientras el usuario corre, la presión del aire lo sostiene parcialmente, reduciendo el impacto articular. Esto permite entrenar o rehabilitarse sin los efectos negativos del impacto repetido al correr, que puede multiplicar por 2,5 o 3,5 el peso corporal en cada zancada.
¿Por qué Jakob la está usando?
Con su lesión, permite a Jakob mantener el estímulo cardiovascular, conservar el tono muscular y reproducir el patrón natural de carrera sin agravar la lesión. Es decir, puede seguir entrenando sin el riesgo que supondría el impacto real sobre el suelo, en concreto en su tendón de aquiles.
Además de su uso en deportistas lesionados, tiene múltiples aplicaciones:
- Prevención de lesiones: en momentos de alta carga de trabajo (como antes de una maratón), permite reducir el impacto sin renunciar al entrenamiento.
- Recuperación de lesiones articulares o tendinosas: desde molestias en rodilla o Aquiles hasta fracturas o microfracturas.
- Rehabilitación posquirúrgica: permite volver a correr mucho antes, minimizando el riesgo de recaída.
- Movilidad en personas mayores: pacientes con artrosis, problemas neurológicos o fragilidad pueden ejercitarse de forma segura.
- Control de peso y motivación: personas con obesidad pueden entrenar sin dolor, incluso simulando su “peso objetivo” para motivarse.
A diferencia de otros métodos como correr en el agua o usar arneses, permite un control milimétrico de la carga, ofreciendo datos como ritmo, calorías, distancia, inclinación o frecuencia cardíaca. Al reproducir fielmente la biomecánica de la carrera (con braceo incluido), se convierte en una solución ideal para quienes no pueden permitirse parar por completo. El precio de la máquina se situa alrededor de los 45.000€ y es posible alquilarla en gimnasios o centros especializados.
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