La historia se repite. Como una mala pesadilla que vuelve cada verano, el atletismo español vuelve a enfrentarse al mismo diagnóstico: la infección crónica del llamado “virus de la excelencia”. Una dolencia federativa que, bajo el mandato de Raúl Chapado, se ha convertido en un patrón tan reconocible como dañino.
Decían los filósofos que lo prohibido despierta deseo. En el atletismo español ocurre lo mismo: basta con que a un atleta se le niegue un billete internacional para que su esfuerzo se multiplique, aunque el castigo sea tan arbitrario como injusto. Ese es el motor perverso de este virus: negar oportunidades que el propio tartán ya había concedido.
La Federación vuelve a aplicar su manual de exigencias “extra” justo en la antesala del Mundial de Tokio. Un doble filtro que, lejos de elevar el nivel competitivo, erosiona de manera absurda el tejido del atletismo nacional. Primero, porque añade requisitos a los criterios ya de por sí severos de World Athletics. Segundo, porque convierte a atletas en espectadores, privándoles de experiencia internacional, de apoyos económicos y de motivación. Y tercero, porque concede ventaja a rivales extranjeros con marcas peores, que sí pueden sumar puntos y progresar en el ranking para otras competiciones internacionales.
La consecuencia es tan absurda como recurrente: España podría haber llevado a más de 60 atletas al Mundial de Tokio 2025, la segunda mayor delegación de su historia tras Sevilla 1999. Pero serán 56. ¿La causa? Ocho nombres que cumplen los criterios internacionales, pero no los de la RFEA.
Los casos tienen rostro. Daniela García, el caso menos controvertido aunque el más comentado. La ochocentista balear que rozó la mínima española en siete carreras y que incluso fue bronce en la Universiada, se queda fuera mientras que entra Marta Mitjans con la mínima RFEA. La saltadora Una Stancev, oro en la Universiada y dos veces por encima de 1,90m, tampoco volará en Tokio porque le faltaron centímetros para alcanzar el listón federativo.
La lista se amplía con Belén Toimil, condenada por cuarta vez a ver un gran campeonato por televisión por no llegar a los 18,40m exigidos en peso; con el velocista Guillem Crespí, campeón de España de 100m que se topó con unas centésimas imposibles; con el lanzador Manu Quijera, que se desinfló tras un prometedor inicio de temporada; y con Esperança Cladera y Blanca Hervás, velocistas que viajarán a Japón para correr relevos… pero vetadas en sus pruebas individuales pese a tener cronos que World Athletics considera válidos.
La última damnificada es la marchadora Beatriz Cantero, que podría haber ocupado una plaza liberada por la baja médica de Laura García-Caro, pero que no logró bajar de las dos horas cincuenta exigidas por la RFEA en los 35km.
El cuadro resulta doloroso. Porque no es la primera vez: ya en 2022 se quedaron fuera atletas del Europeo de Munich por decisión técnica y en 2023 volvieron a repetirse exclusiones en este caso por mínima de ‘excelencia’, en Budapest y Glasgow, así como en los JJOO de París.
El discurso oficial habla de “competitividad” y “excelencia”. Pero en la práctica lo que genera es frustración y una imagen de país que desconfía de sus propios atletas, con temor a las críticas si caen a las primeras de cambio. Mientras tanto, los que entrenan cada día ven cómo su esfuerzo se mide con una vara diferente a la del resto del mundo, salvo excepciones.
Y aunque algunos valientes alzan la voz en redes sociales y exponen tímidamente la situación, la sensación es que el círculo vuelve a cerrarse: España fabrica talento, la federación lo limita a su vez que reclama más recursos al CSD y el atletismo nacional pierde competitividad internacional.
El problema no es que la historia se repita. Es que, por desgracia, parece que nadie en la RFEA tiene intención de cambiar el guion.
Mujeres
- 200 metros: Jaël Bestué.
- 400 metros: Paula Sevilla.
- 800 metros: Rocío Arroyo, Lorea Ibarzabal y Marta Mitjans.
- 1500 metros: Marta Pérez, Esther Guerrero y Águeda Marqués.
- 5000 metros: Marta García e Idaira Prieto.
- 3000 metros obstáculos: Marta Serrano.
- Maratón: Laura Luengo y Fátima Ouhaddou.
- 400 metros vallas: Daniela Fra.
- Longitud: Fátima Diame e Irati Mitxelena.
- Heptatlón. María Vicente.
- 20km marcha: María Pérez, Antía Chamosa, Paula Juárez y Cristina Montesinos.
- 35km marcha: María Pérez, Cristina Montesinos y Raquel González.
- 4x100m: Maribel Pérez, Jaël Bestué, Paula Sevilla, Esperança Cladera, Lucia Carrillo y Aitana Rodrigo.
- 4x400m: Paula Sevilla, Blanca Hervás, Eva Santidrián, Daniela Fra, Rocío Arroyo, Ana Prieto y Carmen Avilés.
Hombres
- 800 metros: Mohamed Attaoui, Mariano García y David Barroso.
- 1500 metros: Adrián Ben, Pol Oriach y Carlos Sáez.
- 5000 metros: Thierry Ndikumwenayo.
- 10.000 metros: Thierry Ndikumwenayo.
- 3000 metros obstáculos: Dani Arce y Alejandro Quijada.
- 110 metros vallas: Quique Llopis y Asier Martínez.
- 400 metros vallas: Jesús David Delgado.
- Longitud: Lester Lescay y Jaime Guerra.
- Triple Salto: Jordan Díaz.
- Pértiga: Artur Coll.
- Disco: Diego Casas.
- 20km marcha: Paul McGrath, Diego García Carrera y Álvaro López.
- 35km marcha: Miguel Ángel López, Daniel Chamosa y Manuel Bermúdez.
- 4x400m mixto: Bernat Erta, Markel Fernández y Julio Arenas.