Inicio Noticias “Sin duda, el periodista deportivo que más me inspiró fue Andrés Montes”

“Sin duda, el periodista deportivo que más me inspiró fue Andrés Montes”

Lorenzo Albadalejo es un joven de 34 años que se ha convertido en comentarista de TVE, en  conferenciante de prestigio y en un artista de la palabra. 

 

Se inspira en el recuerdo de Andrés Montes cuando coge el micrófono en televisión. “Lograba que yo me quedase viendo el baloncesto a horas intempestivas de la noche”, recuerda Lorenzo Albadalejo, que ha sido el comentarista del atletismo en los  Juegos Paralímpicos de París 2024. “El deporte hay que comentarlo para el que no tiene ni idea, no para el que sabe demasiado”.

Lorenzo Albadalejo, sin más.
Soy un chico que nació con una discapacidad en un pueblo de Murcia que se llama San Pedro del Pinatar y que empezó a destacar a partir de los 22 años en el atletismo. Por eso yo lucho contra esa mentira que dice que un deportista, si quiere llegar a la élite, debe destacar desde pequeño. Yo digo que eso no es así.

¿Y qué dice usted?
Yo digo que si de verdad uno tiene condiciones, siempre está a tiempo de llegar a lo más alto. Mire mi caso: empecé por pura casualidad a los 18 años. Acompañaba a un amigo que preparaba las oposiciones para policía y que un día me pidió que le acompañase a la pista de atletismo a cambio de una cerveza.

Y le acompañó. 
Me dijo que tenía que hacer cinco vueltas que era un 2.000 que era la prueba que le pedían a él para el examen a la policía. Y cuando se dio cuenta le había metido un minuto a él, que acabó aprobando la oposición. Recuerdo que lo hice por debajo de 7.00 minutos.

Con una parálisis cerebral. 
Sí, así es, yo nací con ella. De hecho, sólo iba a acompañarle para que no estuviese solo. Pero un día estaba allí un muchacho que me preguntó: ‘¿quieres hacer atletismo de verdad?’  Me dijo que él era el entrenador de la escuela de atletismo. Yo atravesaba un momento difícil y me dijo algo que no se me olvidará nunca: ‘Si quieres ser un buen deportista primero debes ser una buena persona’.

No puede existir mejor inicio.
Insistió en que tenía que ser una persona ordenada, seria y leal porque sino la competición te va a mostrar en el espejo lo que eres. Y si no eres todo eso no lo harás bien. Así que me dijo que íbamos a trabajar para lograrlo y que cuando me enfrentase a una competición y me mirase frente al  espejo no tuviera que salir corriendo.

¿Qué se ha demostrado a sí mismo en competición?
Hace cuatro años tuve que dejar el deporte por una enfermedad. Ahora echo la vida atrás y veo que he llegado donde no me atrevía ni a soñar. El hecho de llegar a las dos finales en los Juegos de Londres 2012 ya fue una locura. Gané nueve medallas en campeonatos de Europa. Fui 22 veces campeón de España. De niño lo hubiese firmado con los ojos cerrados.

Claro. 
Pero, ¿sabe?, para mí, lo más importante es que he recorrido el mundo entero haciendo deporte y que he logrado convertirme en la persona en la que me he convertido… Si alguien me llega a decir, `Lorenzo, vas a vivir todo esto’, yo le hubiese contestado, ‘no puede ser, usted está loco’.

¿Y ahora a qué se dedica?
Estoy desarrollando un proyecto que se llama ‘Escuelas deportivas corriendo tras un sueño’, en el que buscamos empresas que quieran crear escuelas de atletismo para personas con discapacidad y facilitarles el acceso al deporte de manera gratuita. Y antes de que me pregunte por qué yo se lo contesto. Porque mientras que para una persona sin discapacidad hacer deporte le supone comprarse unas zapatillas, para alguien con discapacidad una prótesis de competición cuesta, por ponerle un ejemplo, entre 10.000 y 15.000 euros.

Al final, siempre acabamos hablando de dinero. 
Sí. Hay que entender que el deporte de rendimiento supone una barrera económica fuerte. Y cuanto mayor sea la discapacidad, más. Por eso le decía que nosotros buscamos el apoyo de empresas para luchar frente a esa barrera a la que se enfrenta una persona discapacitada.

Da gusto escucharle.  
Bueno, yo empecé a perfeccionar la palabra por el tema de prevención de la violencia. Cuando empecé a dar charlas y conferencias al volver de los JJOO de Londres. Recuerdo que un día cuando recogía un premio, en una recepción con la prensa, me preguntaron: ¿cuál es tu siguiente reto después de ser el mejor atleta europeo en dos finales olímpicas?

¿Y qué contestó?
Ahora quiero llegar a todos los centros educativos de España a explicar a los niños que, ante la oportunidad de machacar a alguien, intenten emplear el mismo tiempo en sentarse y permitirle jugar a su lado. Si lo hacen puede ser que a ese mismo niño le vean años después en un estadio olímpico con la camiseta de su país delante de 80.000 personas cumpliendo su sueño.

¿Y?
Me empezaron a llamar desde los centros educativos y ahí empecé a dar charlas de motivación, y es entonces cuando me doy cuenta de que había niños que sufrían situaciones de violencia en el colegio, en casa o en cualquier contexto que empatizaban con mi historia.

¿Qué hace usted entonces?
Por medio de psicólogos, trabajadores sociales y expertos en comunicación empecé a formarme en todos esos aspectos para que el deporte me ayudase a actuar frente a la violencia en los niños. Llevo diez años trabajando en ello. Desde entonces, han pasado por nosotros más de cien mil niños.

Al final, todo es comunicar. 
Yo tengo una manera de ver la comunicación en el deporte de una manera peculiar en los medios. Pienso que hay que comentarlo para el que no tiene ni idea, no para el que sabe demasiado, porque al que sabe demasiado no le hace falta tu voz para enterarse de lo que está viendo.

Por eso lo ha hecho tan bien este verano como comentarista en Teledeporte en los Juegos Paralímpicos de París. 
Mire, nuestro deporte, que es el atletismo, tiene muy pocas ventanas para mostrarse a la sociedad en general. Por eso tenemos que pensar en el niño que por curiosidad o porque se ha equivocado ha puesto nuestro canal. A ese niño hay que hacerle ver lo más sencillo posible que él puede hacer lo mismo que está viendo por televisión.

¿De quién aprendió?
El periodista deportivo que más me inspiró fue Andrés Montes. Hacía que tú te quedase viendo el baloncesto a horas intempetisvas de la noche. Es más, tú veías mucho baloncesto por el hecho de que fuese él quien lo comentaba y porque lo hacía de una forma que sólo con escucharle a él te enganchabas a ese deporte.

Entonces trata de recuperar su recuerdo.
No, no. No podría. El atletismo es un deporte radicalmente diferente. Pero delante de un micrófono trato de que ese niño, que me escucha, se quede pensando 10 segundos y se pregunte a sí mismo: ‘¿puedo ser capaz de hacer este deporte yo también?’

Es una buena pregunta. 
A partir de ahí, el atletismo sirve para cualquier otro deporte. En todos los deportes necesitas correr, saltar o lanzar. Y si yo consigo que un niño piense que él también puede hacer eso ya le he enganchado en el mundo del deporte, aunque no le guste el atletismo. Porque en cualquier otro deporte va a necesitar lo que hace en el atletismo.

Es su propia historia.
Sí. Yo probé muchos deportes antes de empezar en el atletismo y llegué a ser récord de España de 100, 200, 400, salto de longitud y relevo.

Lo dejó con 30 años. 
Tras salir de la pandemia en 2020 fui a competir en salto de longitud. Pero no pude terminar. En los dos últimos saltos me ahogaba demasiado. Entonces avisé a mi entrenador que me dio unos días de descanso. Pero hablando una noche por teléfono con Jero García, el presentador de ‘Hermano mayor’, me dijo, ‘Lorenzo, te veo muy agobiado, muy saturado, y eso no es normal, avisa al servicio médico del Comité Paralímpico y di a que hospital quieres que te lleven’.

¿Y qué pasó en el hospital?
Había perdido un gran porcentaje de mi capacidad pulmonar debido a una neumonía en los dos pulmones. Me diagnosticaron una enfermedad rara. Estuve dos semanas en la UCI. Llegué a coger 30 kilos de peso y, a partir de ahí, el deporte de alto rendimiento se acabó en mi vida. Pero por suerte ahora estoy bien.

 


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