Sara Morris, una señora británica de 50 años, ha pasado de pedir ayuda para levantarse de la bañera… a cruzar la meta de más de 70 carreras populares. ¿El problema? Que durante todo ese tiempo estaba cobrando casi 3.000 euros al mes en ayudas sociales por una incapacidad que, según sus propias publicaciones en Facebook, no parecía tan incapacitante, puesto que subía fotos corriendo carreras de 10 kilómetros con una sonrisa de oreja a oreja.
Condenada a ocho meses de prisión por defraudar más de 23.000 euros en ayudas públicas.
Según recogió el Daily Mirror, la mujer afirmó durante años que su esclerosis múltiple la tenía prácticamente incapacitada: no podía cocinar, no podía salir sola a la farmacia y necesitaba asistencia. El gobierno se lo creyó, al menos al principio.
Y así empezó a recibir el equivalente a una pensión por discapacidad. Todo parecía en orden… hasta que alguien se fijó en su muro de Facebook. Morris no solo salía a correr habitualmente, sino que compartía sus entrenamientos y posaba sonriente con su camiseta del club, Stone Master Marathoners. Las fotos, públicas, no dejaban lugar a dudas: no parecía que le costara mantenerse en pie, ni subir cuestas, ni cruzar la meta…
Entre mayo de 2019 y diciembre de 2022, Morris participó en 73 carreras populares. Algunas de 5 kilómetros. Otras de 10.
Durante el juicio, la acusada alegó que el formulario de ayudas lo rellenó “en uno de sus peores días” y que el running era su manera de lidiar con los altibajos de la enfermedad. Aun así, el juez fue claro: “La solicitud era deshonesta y omitía información relevante. Se benefició económicamente durante años”.
Su abogado explicó que la vida de Morris se vino abajo tras su divorcio en 2020 y que nunca vivió una vida de lujos. Al contrario, perdió su casa y atravesó una situación económica muy precaria. Pero ni eso logró justificar el engaño, ni la devolución del importe cobrado indebidamente.