Hay maratones… y maratones. Carreras que no son solo una prueba de resistencia, sino una experiencia de vida. De esas que se recuerdan por los paisajes, por la gente animando sin parar, por los nervios en la salida, el dolor en el muro y la emoción al cruzar la meta. Carreras que se graban a fuego.
Muchos corredores empiezan con una prueba cerca de casa, sin grandes pretensiones. Pero después, el gusanillo crece. Quieren más. Quieren volar a Berlín para buscar marca, ir a Nueva York para sentirse parte de una película, correr por los Campos Elíseos o incluso descubrir Ciudad del Cabo con las zapatillas puestas.
Porque sí, el maratón es un reto físico, pero también una excusa para viajar, conocer, vivir otras culturas y compartir zancadas con miles de locos por el running como tú.
Aquí va un repaso por algunas de las más emblemáticas, populares, deseadas… Llamémoslas como queramos: son las grandes ligas del maratón mundial. Candidatas firmes a cumplir ese sueño de los 42,195 km.
Maratón de Nueva York
Cinco distritos, más de 2 millones de personas animando, y una llegada inolvidable en Central Park. El que la corre, repite. Y el que la ve, quiere correrla.
La salida en el puente Verrazzano con el himno americano de fondo pone los pelos de punta. La ciudad te lleva en volandas hasta el final, aunque las piernas digan basta en el Bronx.
Berlín
La reina de los récords. Si quieres marca, es tu sitio. Llana, rápida y con un trazado que invita a volar.
La puerta de Brandeburgo es la meta soñada para cualquiera que se lo tome en serio. Aquí se han batido los últimos récords del mundo masculino. Berlín no perdona… ni decepciona.
Tokio
Organización japonesa (sí, es tan perfecta como suena), público entregado y un mix entre tradición y futurismo.
Las calles están limpias, los voluntarios se multiplican y cada detalle está medido al milímetro. Aun así, no te confíes: el jet lag y la humedad pueden jugarte una mala pasada si no llegas preparado.
Boston
Casi 130 ediciones. No entras por sorteo: entras por marca. Y eso la hace aún más épica.
Aquí se corre en serio. El recorrido es rompepiernas, y el viento y las cuestas no ayudan. Pero si cruzas la meta en Boylston Street, te llevas una medalla con historia. Una de verdad.
Londres
Probablemente la más festiva. Se corre entre disfraces, globos, castillos, el Támesis, el Big Ben y miles de gritos de ánimo.
El público londinense no falla, llueva o truene. Y ojo, porque es una de las más complicadas de conseguir dorsal por sorteo. Si entras, aprovéchalo como oro en paño.
París
De los Campos Elíseos a la Torre Eiffel, con el Sena como testigo. Una postal en cada kilómetro.
Ideal para debutar o para enamorarse (otra vez) del maratón. Tiene tramos rápidos, pero también algunos empedrados que te pueden sorprender si vas demasiado fuerte.
Ciudad del Cabo
Montaña, costa, fauna africana. A otro ritmo, a otro nivel. Cada año gana más corredores internacionales.
No es un mayor, pero tiene algo especial. El aire puro, los paisajes y el ambiente relajado la convierten en una carrera distinta. Y sí, te cruzas con pingüinos si vas a entrenar por la costa.
¿Cómo preparar un maratón lejos de casa?
Porque correr 42K ya es duro. Pero hacerlo en otro país añade su propia aventura. Cambian los horarios, la comida, el idioma y, muchas veces, hasta el clima. Aquí van algunos consejos clave para que tu experiencia fuera de casa sea un éxito:
Llega con días de margen
Jet lag, comidas raras, horarios distintos… todo suma si no te adaptas. Intenta aterrizar al menos tres días antes. Tu cuerpo (y tus piernas) lo agradecerán.
Entrena con cabeza
No vale entrenar igual para Nueva York que para Berlín. ¿Subidas? ¿Altura? ¿Humedad? Cada maratón es un mundo. Estudia el perfil y adapta tus tiradas largas y tus ritmos. Un poco de simulación previa puede marcar la diferencia el día D.
No olvides un seguro
Aquí viene el consejo que muchos aprenden a golpes (y no de calor): viajar sin seguro es jugar a la ruleta rusa. Un esguince, una gastroenteritis o un problema en el aeropuerto pueden estropear meses de preparación… y costarte una fortuna.
Por eso, cada vez más corredores viajan protegidos con IATI Seguros. Tienen planes específicos para runners y deportistas, con cobertura médica, asistencia 24h, robos, equipaje e incluso cancelaciones por lesión.
Correr con cabeza también es eso: proteger lo que has preparado durante meses.
Cuida la alimentación
No improvises. Nada de probar cosas nuevas el día antes. Come como entrenaste. Lleva tus geles, tus sales… y tu rutina. Recuerda: los errores en la cena previa pueden pasarte factura en el kilómetro 30.
Cierra los ojos y elige
¿Te ves en el Puente Verrazzano? ¿O en la Puerta de Brandeburgo? ¿O cruzando la línea de meta en el Palacio de Buckingham?
Sea cual sea tu próxima parada, que no te falte ilusión, entrenamiento y un buen seguro. Lo demás… es correr y disfrutar.