El juicio contra Gjert Ingebrigtsen, exentrenador y padre del campeón olímpico Jakob Ingebrigtsen, continúa sacudiendo a Noruega. Acusado de comportamiento abusivo contra dos de sus hijos, se enfrenta a una posible condena de seis años de prisión. En su testimonio, Gjert se ha defendido con firmeza, negando todas las acusaciones y asegurando que jamás ha recurrido a la violencia.
Entre lágrimas, Gjert Ingebrigtsen declaró ante el tribunal de Sandnes que nunca ha pegado a nadie en su vida y que incluso se dio de baja del ejército por su oposición a la violencia. Durante cinco horas de testimonio, el exentrenador reconoció haber sido exigente con sus hijos en su preparación deportiva, pero rechazó tajantemente las acusaciones de agresión.
Uno de los episodios clave del caso es el supuesto incidente con su hija Ingrid en enero de 2022. Según su testimonio, recogido por The Guardian, Gjert habría golpeado en la cara con una toalla mojada tras una discusión. Él sostiene que solo le pasó la toalla por el dedo: “Me estaba secando el cuello con una toalla cuando ella se enfadó y me señaló con el dedo. Le pasé la toalla por el dedo dos veces. Luego me preguntó: ‘¿Me estás pegando?’, a lo que respondí: ‘No te he pegado'”.
Sobre Jakob: “Ha sido llevado en una silla de oro toda su vida “
El exentrenador también expresó su angustia por la distancia con su hija desde entonces: “Es lo último en lo que pienso al acostarme y lo primero al despertar. Es una pérdida terrible”.
Otra acusación en su contra es la de haber golpeado a Jakob cuando era niño, hecho que niega rotundamente. Al respecto, admitió que “Jakob ha sido un niño privilegiado toda su vida; se le ha permitido hacer y decir lo que quiera”, dijo. “Ha sido llevado en una silla de oro toda su vida. Ha habido diferentes opiniones en relación con las discusiones, sin duda. Pero nada físico”.
Gjert dijo que mientras entrenaba a Jakob, su hijo le repetía constantemente lo inútil e ignorante que era.
Tiró la PlayStation por la ventana
El entrenador de 59 años también dijo ante el tribunal que se oponía tanto a la violencia que les había dicho a sus hijos que no debían jugar videojuegos como Counter Strike y Grand Theft Auto.
“La violencia no soluciona nada”, dijo. “Había una discusión constante sobre el impulso de jugar estos juegos con elementos de violencia”, agregó Gjert, quien dijo que en una ocasión había arrojado la PlayStation.