Mientras muchos duermen, Jacory Patterson carga paquetes en una nave de UPS. Luego entrena.
Este estadounidense de 25 años ha sorprendió al mundo tras hacer 43.98 en los 400 metros en el Grand Slam de Miami. Todo ello, sin patrocinador y con una rutina que roza lo inhumano: turno nocturno moviendo electrodomésticos, tres o cuatro horas de sueño y entrenamiento por la mañana. “No es la situación ideal, pero soy afortunado por seguir aquí”, dice.
Patterson, que fue campeón universitario con Florida y medallista mundial en pista cubierta este invierno, regresó a su ciudad natal sin contrato profesional. Allí empezó a entrenar con el exolímpico Alleyne Francique y a compartir pista con figuras como Matthew Boling. Por las noches, trabaja de 22:45 a 4:00 para sostenerse económicamente. Por las mañanas, entrena. El resto del tiempo, duerme.
A pesar de todo, su progresión no se ha detenido. Tras correr 44.27 en abril, su victoria en Miami no solo le dio prestigio, también 50.000 dólares (que todavía no ha cobrado) con los que quiere ayudar a su familia y, con suerte, dejar su trabajo nocturno.
Aunque suena contradictorio, el trabajo nocturno parece haberlo fortalecido. “No tenía otra opción”, ha explicado Patterson sobre por qué aceptó el empleo. Esa presión económica, lejos de hundirlo, le ha dado un propósito más fuerte.
