Jakob Ingebrigtsen sigue dejando perlas en su canal de YouTube, y una de las más interesantes es cómo muestra la realidad de su campamento en altitud en Sierra Nevada. Lejos de lo espectacular, enseña el día a día del alto rendimiento: jornadas largas, fatiga acumulada, dudas y ajustes constantes.
En este contexto, el eje es el doble umbral: dos sesiones diarias cuidadosamente controladas, pensadas no para el impacto inmediato, sino para construir la forma que llegará meses después.
Mañana: el umbral que no se puede forzar
El día empieza con una sesión clave: 5 repeticiones de 6 minutos a ritmo umbral. No es una sesión extrema, pero sí peligrosa si se ejecuta mal, especialmente a más de 2.000 metros de altitud. Jakob lo deja claro: si te pasas por la mañana, la sesión de la tarde se vuelve imposible.
Por eso insiste una y otra vez en lo mismo:
- No correr por ego
- No compararse con cómo estaba hace semanas
- No sacar conclusiones emocionales de una sola sesión
En altitud, el cuerpo no responde igual. A veces los datos salen peor aunque las sensaciones sean buenas. O al revés. Y ahí aparece uno de los mensajes más interesantes: no ser esclavo del reloj ni del lactato.
El error más común en altitud: querer mejorar demasiado rápido
Durante el entrenamiento, su equipo pone el foco en algo que muchos corredores hacen mal cuando suben a la altura: esperar mejoras inmediatas.
Ahora que vuelven a meter volumen, aumenta el número sesiones duras y, lógicamente, se encuentra peor. Eso no es retroceder, es entrenar. El problema aparece cuando cada sesión se convierte en un examen de rendimiento. Como dicen ellos mismos: “la altitud va de tick, tick, tick”. De hacer entrenos, de acumular.
Tarde: volver al umbral con más libertad
Después de recuperar, comer bien y desconectar un poco, llega la segunda parte del día: 10 repeticiones de 3 minutos, esta vez algo más rápidas.
Aquí Jakob se permite un poco más. Las sesiones de tarde, según explica, son el momento donde puede soltar ligeramente el freno, siempre sin pasarse. Incluso cuando el entrenamiento acaba siendo en cinta, el objetivo no cambia.
Otra idea importante: la intensidad no siempre se vive igual, pero el trabajo cuenta igual.
Mucho volumen, pero con cabeza
El contexto de todo esto es una semana muy cargada: cerca de 190 km, doble sesión varios días y bastante trabajo de calidad. Ahora mismo no le interesa competir. Le interesa entrenar sin interrupciones, sin ponerse enfermo y sin asumir riesgos innecesarios.
El entrenamiento que se ve en Sierra Nevada no es bonito. Hay momentos buenos y otros incómodos. Nos deja el siguiente mensaje: el doble umbral en altitud no va de hacer series durísimas. Va de:
- Controlar la intensidad
- Aceptar sensaciones irregulares
- Confiar en el proceso
- Repetir lo correcto día tras día



















































