Después de cruzar la meta de una carrera popular te sientes cómo nunca, y si además la llegada es de un medio maratón o de un maratón (de asfalto o de montaña), te sientes ya como un héroe del Olimpo.
Has vencido el asfalto o has domado los senderos pero sobre todo, has superado a tu peor enemigo: tu propia cabeza en los kilómetros más difíciles.
Pero cuidado, porque lo que hagas después de la carrera puede marcar la diferencia entre una recuperación óptima y pasar las próximos semanas sin encontrarte bien.
Aquí van tres errores clásicos que debes evitar:
1. Bañarse con agua caliente: el placer que se convierte en castigo
Tu instinto te grita: “¡Date una ducha hirviendo y relájate!”. “Vámonos a un spa a relajarnos” . Error.
El agua caliente dilata los vasos sanguíneos y puede aumentar la inflamación y el dolor muscular.
Lo ideal es una ducha con agua templada o, si eres de los valientes, alternar con agua fría para ayudar a la circulación y reducir la inflamación.
Si has ido a correr un trail, es posible que tengas un rio cerca, o una playa o una piscina en invierno, opciones muy recomendables para remojar nuestras maltrechas piernas.
Y ya si te atreves con el baño de hielo, enhorabuena, eres oficialmente más duro que Karsten Warholm entrenando en su querida Noruega.
Karsten Warholm, sobre un lago congelado en Noruega. pic.twitter.com/h998hhcC4V
— LBDC / labolsadelcorredor.com (@BolsaCorredor) March 13, 2025
2. Estirar justo después de la carrera: el clásico error bienintencionado
Sales de la meta y ves a corredores tirándose al suelo a hacer estiramientos como si estuvieran en una clase de yoga exprés.
¿De verdad crees que tus músculos, después de un esfuerzo brutal, quieren ser forzados a estirarse? No.
En ese momento están inflamados y microlesionados, y estirar con intensidad puede empeorar la situación. En su lugar, camina un poco, hidrátate y, si realmente sientes la necesidad, haz estiramientos suaves más tarde, cuando tu cuerpo ya no esté en modo “sálvese quien pueda”.
3. No escuchar a tu cuerpo y volver a competir o entrenar demasiado pronto
Te sientes eufórico/a, te ha salido una buena carrera y ya estás buscando otra en el calendario para dentro de dos semanas.
O peor aún, al día siguiente te calzas las zapatillas para “soltar piernas”. Tranquilo, Kipchoge.
Después de una competición, tu cuerpo necesita recuperarse. Los músculos, las articulaciones y hasta tu sistema nervioso han sufrido un desgaste importante.
Respetar el descanso no es ser perezoso, es ser inteligente. La clave está en escuchar a tu cuerpo: si caminar te duele, correr no es la solución.
Escuchar al cuerpo
Después de una competición, dale a tu cuerpo lo que realmente necesita: recuperación, hidratación, buena comida y descanso.
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