En algún momento del camino entre el primer dorsal y el octavo par de zapatillas de running en el armario, algo cambió.
Ya no corres por salud, y tampoco por despejarte. Corres porque si no lo haces, sientes que tu día se desmorona.
Bienvenido/a a la #Runnorexia: esa fina línea entre la pasión por correr y la adicción al deporte.
¿Qué es la Runnorexia?
Es un término que empezó como meme entre corredores/as y que, como todos los memes, encierra una verdad incómoda.
La Runnorexia es la obsesión por correr todos los días, cueste lo que cueste.
¿Te duele la rodilla? Corre. ¿Has dormido tres horas? Corre. ¿Tienes fiebre? Corre más lento, pero corre. Porque descansar es para los débiles y los runners de domingo.
No está en el DSM-5 (el manual del diagnóstico de los transtornos mentales), pero si existiera un apéndice para trastornos deportivos disfrazados de disciplina, la Runnorexia tendría capítulo propio.
Señales de alerta
- Has cancelado una cita, cena con los amigos o cumpleaños porque no puedes dejar ese rodaje para el día siguiente
- Consultas Strava más veces que el whatsapp
- Todas tus redes están impregnadas de runnning, solo hablas y cuelgas fotos de lo mismo
- Planeas las vacaciones en función de las maratones en el extranjero
- Tu vida social se reduce a tomar aquarius después de correr con tu grupo de running
Más allá de la ironía, hay una realidad que muchos no quieren ver: cuando el running deja de ser una herramienta para sentirse mejor y se convierte en una obligación autoimpuesta para no sentirte peor.
Correr puede ser terapia, claro. Pero también puede convertirse en una especie de cárcel si no sabes cuándo parar.
Porque aunque te parezca mentira el miedo al “día de descanso” existe, es real. Por perder forma física por ejemplo. Si un día no puedes salir a entrenar por falta de tiempo, ya sea por trabajo o por familia, o por qué no, porqué te ha salido un buen plan esa tarde, no pasa absolutamente nada.
La obligación conduce a la obsesión y en cuatro días el deporte más maravilloso del mundo dejará de ser divertido, y eso no nos puede pasar.
Cuando la runnorexia forma parte de ti, una simple lesión puede provocarte un bajón anímico fuerte que acabe afectando otras facetas de tu vida como persona.
Correr cómo forma de vida pero no como la única
No, no vamos a decirte que dejes de correr. Ni que “te escuches más” (aunque igual un poco sí).
Desde nuestro club de running BCTEAM siempre intentamos que nuestros integrantes vivan el correr de la manera más natural posible, con honestidad con uno mismo, conscientes de las posibilidades de cada uno, del tiempo y los objetivos que se buscan.
Hay que intentar no olvidar nunca que corremos porqué nos lo pasamos bien y nos sienta de lujo, pero el running nos tiene que acompañar -no invadir- en nuestro día a día.
Si correr ya no suma, tal vez es hora de aflojar un poco o dejarse aconsejar y planificar por un buen entrenador/a de running. El descanso también es parte del entrenamiento.
Y insisto, no pasa nada si un martes no salimos a correr, seguiremos siendo corredores.