Vivimos en un mundo que parece diseñado para estresarnos: correos sin responder, jefes con expectativas de superhéroe y redes sociales que nos recuerdan que todo el mundo tiene una vida maravillosa menos nosotros.
Pero tranquilos/las, hay una solución más efectiva que un podcast de autoayuda: salir a correr.
Sí, dedicarse una hora al día a uno mismo puede ser la diferencia entre sentirte un humano funcional o una versión ambulante de un meme de estrés.
La excusa “es que no tengo tiempo”
De verdad, sí tienes tiempo. ¿Cuántos episodios de series te has tragado esta semana? ¿Cuántos reels interminables consumiste? Si puedes hacer scroll infinito, también puedes atarte las zapatillas y salir a mover las piernas.
Es cuestión de prioridades, y créeme, tu mente y cuerpo te lo agradecerán más que Netflix.
Correr: el mejor psicólogo low-cost
La realidad es que salir a correr no solo mejora tu físico (aunque sí, bajarás un agujero en el cinturón del pantalón), sino que es un escape mental de todo lo que te aplasta en el día.
Durante esa hora, no hay jefes, no hay discusiones para que los niños hagan los deberes y, lo mejor, no hay notificaciones.
Solo tú, tu respiración y la playlist que inevitablemente incluirá esa canción que te hace sentir un héroe en cámara lenta (aunque también puedes probar a salir a correr sin música)
Está más que demostrado que correr reduce los niveles de estrés y ansiedad, libera endorfinas y, básicamente, te pone de buen humor incluso cuando sientes que el mundo conspira en tu contra.
Es como una sesión de terapia, pero ‘relativamente’ gratis (y con la ventaja de que no tienes que hablar de tu infancia).

Tu “hora sagrada” no es negociable
Dedicarte una hora al día para correr no es un lujo, es una necesidad.
Piensa en ello como cargar la batería de tu cuerpo y mente. Esa hora no es tiempo perdido; es una inversión en tu bienestar.
Al final, el trabajo siempre estará ahí, pero tu salud no esperará eternamente a que decidas cuidarla.
¿Qué pasa si no corro hoy?
Na-da. El mundo seguirá girando.
Pero tú, amigo, estarás un poquito más cerca de perder la cordura la próxima vez que te enfrentes al denso tráfico de tu ciudad, al cliente que no quiere pagar esa factura o hasta esa pila de ropa sin doblar.
Salir a correr es como un seguro contra el caos diario.
Corre ahora, reinicia después
Dedicar una hora a correr cada día es como darle a tu cuerpo y mente un botón de reinicio.
Puede que al principio te cueste arrancar (spoiler: siempre cuesta), pero la recompensa está garantizada. También, puedes hacerlo en compañía para que te de menos pereza, apuntándote a un grupo de entrenamiento de running con el compartir las penas y alegrías a la vez que te comprometes más con tu ‘momentum’ de ejercicio diario.
Así que hazte un favor, ponte las zapatillas de running y sal a correr. No arreglará todos tus problemas, pero hará que te importen menos.
Y eso, amigos y amigas, ya es ganar.