En el mundo de las redes sociales, la búsqueda del “like” fácil traspasa ya casi todas las líneas imaginables. Pero hay ocasiones en las que el oportunismo se mezcla con la ignorancia y el resultado es un despropósito. Es el caso de Mariona Pujol, influencer catalana con 1,6 millones de seguidores en TikTok, que ha provocado una oleada de indignación tras publicar un vídeo en el que corre, junto a otra joven, por el barrio de la Florida, en Hospitalet de Llobregat. Todo ello presentado como una especie de “reto social”.
El planteamiento es insultante desde el inicio: vestidas de corredoras, ambas se adentran en un barrio popular al que definen sin tapujos como “chungo” y comienzan un entrenamiento de 7 kilómetros a 6 minutos el kilómetro, narrado con frases tan ridículas como ofensivas: “En el primer kilómetro solo hemos olido a kebab”, “no paran de pitarnos”, y la perla final: “no hemos visto a nadie más corriendo en 7 kms salvo una rata”.
La influencer que ridiculiza lo que no entiende
Lo que para Pujol y su acompañante parece una especie de sketch en clave de humor, ha sido percibido por miles de personas como lo que realmente es: un ejercicio de clasismo con aires de superioridad moral.
La publicación, eliminada, superaba los 2,2 millones de visualizaciones, ha desencadenado una avalancha de comentarios, muchos de ellos de rechazo absoluto. El tono del vídeo caricaturiza a sus habitantes, tratándolos como parte del atrezo en una broma interna entre chicas “valientes” que juegan a enfrentarse al “peligro”.
Y ojo que amenazan con repetir la fórmula: “Seguiremos corriendo por los peores barrios de Barcelona”, anuncian al final del vídeo.
En Barcelona la diferencia en esperanza de vida entre los barrios más ricos y los más pobres es de 11 años. A la influencer Mariona Pujol le ha parecido una buena idea hacer vídeos de “un desafío de correr en barrios chungos” en Barcelona. Clasismo asqueroso. pic.twitter.com/YTltxb4BRA
— Fonsi Loaiza (@FonsiLoaiza) August 5, 2025