Si andas a la caza un nuevo trail para variar tus objetivos y vivir una nueva experiencia, atención a lo que acabo de descubrir: Les Templiers, en el corazón de Francia, es mucho más que una carrera. Es un festival del trail running en mayúsculas, una cita donde se mezclan la historia, la pasión y una energía contagiosa que sólo puede surgir cuando miles de corredores se reúnen en torno a una misma montaña.

Viajé hasta Millau, en la región de Occitania, para conocer este evento del que tanto me habían hablado, y participar en una de las pruebas cortas del festival a modo de degustación: Les Troubadours, con sólo 12 kilómetros pero 530 m de desnivel positivo en un impresionante enclave que te hacen depositar algo de orgullo en la medalla que te cuelgan en la meta.
Esta fue mi discreta elección, pero ofrece todas estas posibilidades:
- Endurance Trail: Distancia ~ 99,5 km / Desnivel ~ 4.304 m
- Grand Trail des Templiers: ~ 80,7 km ~ 3 443 m
- Intégrale des Causses: ~ 62 km ~ 2 700 m
- Boffi Fifty: ~ 47,3 km ~ 2 210 m
- Marathon du Larzac: ~ 33,3 km ~ 1 400 m
- Marathon des Causses: ~ 34,0 km ~ 1 581 m
- Monna Lisa: ~ 30,0 km ~ 1 180 m
- Dourbie Formi: ~ 23,0 km ~ 1 230 m
- VO2 Trail: ~ 17,2 km ~ 700 m
- Les Troubadours: ~ 12,0 km ~ 530 m
- La Templière: ~ 8,4 km ~ 288-290 m
- KD Trail: ~ 7-8 km ~ 288 m
Llegar desde España no es complicado: unas cuatro horas por carretera desde Barcelona o unas 10 desde Madrid (si estás tan loco como yo), atravesando paisajes que ya te preparan mentalmente para lo que te espera. Pero nada te anticipa del todo al ambiente que se respira allí.

Una ciudad tomada por el trail
Desde que pones un pie en Millau, todo gira en torno a Les Templiers. El centro se llena de corredores, mochilas, dorsales y ese nerviosismo previo a la aventura. El “Salon du Trail” del evento es una feria masiva del running: marcas, charlas, exposiciones, música, cerveza y mucho jolgorio. Todos conviven en un mismo espíritu. Da igual si eres élite o debutante; en Millau encuentras ese saborcillo a pasión por la montaña que quizá ya hayas experimentado si has estado en Chamonix.

El ambiente es casi místico. La salida de las pruebas largas se da antes del amanecer, con música de Era y el humo de las bengalas iluminando la parrilla de salida. Es un ritual que los organizadores, Gilles Bertrand y Odile Baudrier, repiten desde hace más de 30 años. Para los franceses, este evento es algo así como el origen del trail moderno.

Les Troubadours: 12 km de pura emoción
Mi turno llegaba con Les Troubadours, una carrera corta pero intensa. Desde los primeros metros entendí por qué tantos corredores vuelven año tras año. El recorrido serpentea por senderos entre bosques, con vistas abiertas sobre el valle del Tarn que quitan el aliento, literalmente. Subidas cortas pero duras, bajadas rápidas y ese tipo de terreno que te obliga a estar presente, con los cinco sentidos puestos en cada paso.
El público local anima como si conociera a cada corredor. En los pueblos, la gente sale a las puertas de sus casas con campanas, cencerros o pancartas improvisadas. Los niños te chocan la mano y gritan “Allez, allez !” como si tu esfuerzo les perteneciera también a ellos. Esa mezcla de cercanía y épica es lo que convierte a Les Templiers en algo especial: no corres solo, corres acompañado por todo un valle.
El paraíso después de la meta
La llegada es pura fiesta. El arco de meta se levanta en el village principal, donde te recibe un speaker entusiasta, música y un público que no deja de aplaudir. Pero la verdadera sorpresa llega después: la zona de recuperación.
Allí, en una gran sala privada para los corredores, te espera un banquete digno de una boda: quesos locales, embutidos, panes, dulces, frutas, vino, cerveza, sopas calientes… y todo servido con una sonrisa. Nadie te apura, nadie te mira el reloj. Puedes quedarte el tiempo que quieras, comentar la jugada, reírte, descansar, comer hasta hartarte. Es ese tipo de hospitalidad que hace que te sientas parte de algo más grande que una simple carrera.

Millau, más que un destino de trail
Si decides hacer el viaje, aprovecha para conocer un poco más de la zona. Millau es famosa por su espectacular viaducto, una obra de ingeniería impresionante que domina el valle. Muy cerca están las Gorges du Tarn, un cañón natural de paredes verticales y ríos color esmeralda que se pueden recorrer caminando o en kayak. Y si eres de los que recargan energía a través del estómago, este rincón de Francia es un pequeño paraíso gastronómico.
Aquí nacen el queso Roquefort, el aligot (un puré de patatas con queso fundido y ajo que te devuelve la vida después de cualquier trail), y una larga lista de productos locales elaborados con el mismo cariño que se siente en la montaña. En cualquier bistró te atenderán con paciencia, y no faltará una copa de vino del Aveyron para brindar por la aventura.

Un festival con valores
Más allá de la competición, Les Templiers mantiene un espíritu humano muy marcado. Desde hace años, la organización impulsa iniciativas solidarias como La Belle de Millau, una carrera popular en beneficio de la lucha contra el cáncer, o el Templiers Social Club, que acerca el running a personas en situación vulnerable, como mujeres solicitantes de asilo o personas con problemas de salud mental. No es un detalle menor: en un deporte cada vez más competitivo, este festival sigue recordando que el trail nació para unir, no para dividir.

Una experiencia que se queda dentro
Mientras descansaba después de la carrera, con el plato lleno de queso y pan y el cuerpo aún vibrando por la adrenalina, pensé que este lugar tiene algo diferente. No sólo por la organización impecable o los paisajes espectaculares, sino por la atmósfera de comunidad que lo envuelve todo. Correr Les Templiers es sentirse parte de una historia, de un movimiento que lleva tres décadas inspirando a corredores de todo el mundo.
Y aunque yo sólo corrí 12 kilómetros, salí de allí con la sensación de haber vivido algo especial. Quizá el año que viene repita y me atreva con un recorrido más largo. O quizá vuelva simplemente por volver a respirar ese ambiente de camaradería, naturaleza y pasión que se respira en cada esquina de Millau.
Si corres y te gusta viajar, Les Templiers debería estar en tu lista. No es solo una carrera, es una escapada con alma: un viaje que combina deporte, cultura, gastronomía y paisajes inolvidables.
Y quién sabe… quizá te descubras a ti mismo en algún sendero del Larzac, con el corazón latiendo fuerte y el eco de un “Allez!” resonando entre las rocas.



















































