Luis Enrique lo ha vuelto a hacer. Ha ganado la Champions League con el PSG, algo que parecía muy improbable a principio de temporada.
En el reciente documental No Tenéis Ni P*** Idea en el que se repasa sus peripecias dirigiendo al equipo galo, ya sólo visionar el primer capítulo Luis Enrique te sorprende viéndole caminar descalzo sobre el césped del campo de fútbol, en un día de lluvia y hablando de su conexión con la Naturaleza.
Rápidamente ‘confiesa’ que practica earth grounding (también llamado earthing), una técnica que consiste, literalmente, en andar descalzo (sobre terrenos blandos) para “conectarse con la energía del planeta“.
¿Resultado? “Se me han ido las alergias”, dice. “Y puedo volver a montar en bici”.
Más allá de la anécdota del comentario del técnico asturiano, es una práctica más habitual entre corredores y corredoras de lo que se podría pensar en un primer momento. Solo hace falta pasarse un día por una pista de atletismo para ver como algún atleta, después de machacarse a series sobre el tartán, realiza un pequeño rodaje por el césped totalmente descalzo, sin calcetines.
Esta práctica lleva años generando debate entre quienes la defienden y quienes esperan más evidencia científicas antes de valorarla como herramienta terapéutica real.
¿Qué es el grounding?
El grounding (o earthing) parte de una premisa sencilla: el cuerpo humano puede beneficiarse del contacto directo con la superficie natural de la Tierra —césped, arena, tierra húmeda— a través de la transferencia de electrones libres, lo que supuestamente reduciría la inflamación, regularía el sistema nervioso y favorecería un estado general de bienestar.
Algunos estudios preliminares han explorado estas hipótesis, observando posibles efectos positivos en la reducción del cortisol, en la mejora del sueño y en la modulación del sistema inmune. Sin embargo, la comunidad científica aún considera que hacen falta investigaciones más rigurosas y controladas para confirmar estos beneficios de forma concluyente.
¿Qué beneficios podría tener para los corredores?
Aunque evidentemente el grounding no sustituye a una buena planificación de entrenamiento, ni a una nutrición adecuada o al descanso, podría tener cierto interés para quienes buscan una relación más directa y consciente con su entorno natural, especialmente en una disciplina como el trail running.
Posibles beneficios:
Recuperación: Caminar descalzo sobre césped o arena después de un buen entrenamiento puede generar una sensación de alivio muscular, estimulación suave y relajación general.
Propiocepción y fortalecimiento: El contacto directo del pie con el suelo activa pequeñas estructuras musculares y nerviosas que no suelen trabajar con zapatillas amortiguadas.
Conexión con el entorno: Correr o caminar descalzo puede reforzar la atención plena, ayudando al corredor a salir del piloto automático y reconectar con la experiencia física y sensorial de moverse al aire libre.
Precauciones:
- Sentido común, no todos los terrenos son adecuados para ir descalzo: riesgos como cortes o impactos deben tenerse en cuenta.
- No se trata de correr descalzo, si no de un pequeño trote, o aprovechar momentos para caminar descalzo (un paseo por la playa por ejemplo).
- No existe ninguna garantía de que esta práctica tenga efectos terapéuticos inmediatos o universales.
Más allá del correr
El caso de Luis Enrique plantea una posibilidad interesante: que más allá del rendimiento físico, prácticas como el grounding puedan aportar valor en términos de bienestar general, salud mental o equilibrio emocional.
En un entorno deportivo cada vez más dominado por la tecnología, con gran catidad de datos sobre nuestro rendimiento cuantificado en plataformas, quizás tenga sentido explorar también caminos más simples, vinculados a la naturaleza y a la escucha corporal.
No se trata de elegir entre ciencia y sensación, sino de abrir el foco y prestar atención a todo aquello que pueda ayudarnos a vivir y entrenar mejor.
Para algunos será una dieta más cuidada, para otros meditación o yoga. Y para otros, tal vez, simplemente descalzarse y pisar tierra mojada.