Àlex Pintado no podrá disputar los Europeos sub-20 de Tampere este verano. Tampoco, como era de esperar, ninguna otra competición al aire libre esta temporada. Lo que iba camino de ser un año consagratorio se ha convertido en una pausa forzosa. Una piedra, una caída fortuita y un corte en los tendones de su pie izquierdo han puesto el cronómetro en pausa.
El cronómetro en pausa: la lesión que frena a Àlex Pintado
La lesión ocurrió en abril, durante una concentración en altura en Font Romeu. Una arena resbaladiza terminó en accidente. La mala suerte quiso que su pie impactara con una piedra que le seccionó tres tendones extensores en el pie izquierdo y parte del tibial anterior. Àlex fue trasladado de urgencia al hospital de Puigcerdà y, de ahí, al de Terrassa, donde fue intervenido esa misma noche. La operación pareció exitosa en un inicio, pero días después se descubrió que no todos los tendones habían quedado bien reconstruidos. Tres semanas después, volvió al quirófano para corregir la intervención.
Desde entonces, el atleta catalán trabaja día a día en su recuperación bajo la supervisión de Miquel Àngel Cos, fisioterapeuta de la Federación Española de Atletismo y vecino del atleta, de plena confianza. La situación es esperanzadora a pesar de la complejidad. Según fuentes de su entorno, el componente eléctrico del sistema neuromuscular funciona correctamente, pero es necesario trabajo para recuperar el movimiento óptimo. Él mismo se pone fecha de regreso: “en septiembre estaré corriendo”.
Una piedra en el camino de un campeón
Àlex Pintado es una de sus grandes esperanzas de futuro del mediofondo español, que ya es mucho decir. Con solo 18 años, ha subido al podio mundial con un bronce en el 1.500 del Mundial sub-20 en Lima. Este invierno rompió el récord de Europa de su categoría en los 3.000 metros con un registro de 7:47.98, y brilló en cada mitin bajo techo. En Sabadell batió el récord de España sub-20 de los 1.500m con 3:40.46.
Pintado cuenta con un amplio margen para alguien que, pese a su explosión temprana, aterrizó en el atletismo hace apenas cuatro años, a los 14. A su vez, está en manos de Domingo López, una figura icónica del entrenamiento, conocido precisamente por alargar y consolidar las trayectorias de sus atletas. Apoyado por su padre Ricard, también exatleta de nivel, y su grupo de entrenamiento, el joven corredor mantiene la cabeza fría. Todo juega a favor: tiene actitud, tiempo, talento y un entorno que lo arropa para volver aún más fuerte.
