Dos días después de su histórica victoria en el Mundial de Atletismo en pista cubierta de Nanjing, donde se colgó el oro en 1.500 y 3.000 metros, Jakob Ingebrigtsen ha protagonizado el testimonio en el juicio contra su padre y exentrenador, Gjert Ingebrigtsen. En su declaración ante el tribunal, el atleta noruego describió una infancia dominada por el miedo y la manipulación.
“Mi infancia estuvo marcada en gran medida por el miedo. Me crié en un entorno donde no tenía libertad de elección ni voz propia. Todo estaba controlado y decidido por mi padre, que era extremadamente autoritario”, afirmó el bicampeón olímpico, cuyas palabras fueron recogidas por el periódico noruego Verdens Gang.
Relato de años de abuso
Jakob, de 23 años, detalló episodios de violencia física, incluyendo bofetadas y patadas en el estómago, algunas de ellas cuando tenía menos de ocho años. “Mi padre tenía muchos miedos e inseguridades, que canalizaba a través de la ira y la agresión contra quienes lo rodeaban”, explicó.
También mencionó un incidente en el que su padre lo golpeó tras recibir un informe negativo en la escuela cuando tenía ocho años. “Recuerdo que estaba aterrorizado. Me sentía como si hubiera hecho algo horrible y temía las consecuencias”, declaró ante el tribunal.
En febrero de 2022, Jakob y sus hermanos rompieron la relación con su padre, que hasta ese momento también ejercía de entrenador. En una entrevista posterior, los hermanos revelaron que durante años fueron víctimas de maltrato físico y psicológico, con episodios de humillaciones y agresiones. La investigación policial abarcó a toda la familia, compuesta por siete hijos, pero solo Jakob e Ingrid, su hermana de 18 años, han podido presentar cargos, ya que el resto de los casos fueron archivados por falta de pruebas o prescripción de los delitos.
Un juicio con graves consecuencias
Gjert Ingebrigtsen, de 59 años, ha negado todas las acusaciones, calificándolas de infundadas. Sin embargo, la fiscalía sostiene que el padre ejerció un control extremo sobre sus hijos y usó la violencia como método de disciplina. Si es declarado culpable, podría enfrentar hasta seis años de prisión.
En su testimonio, Jakob también reveló que su padre intentó sabotear su relación con su actual esposa, Elisabeth Asserson, cuando tenía 16 años, temiendo que pudiera afectar su rendimiento deportivo. “Me resultó extremadamente difícil que alguien como mi propio padre hablara así de Elisabeth, alguien a quien apreciaba”, señaló el atleta.
