Antonio Benito, de 30 años, es un policía que ha sido campeón del mundo de larga distancia de triatlón (3.000 de natación, 120 km de bicicleta y 30 km corriendo) en Australia.
Le dedica al triatlón todas las horas que puede a la semana. Calcula que hace “80 o 90 kilómetros corriendo, 400 en bicicleta y 23 de natación”. Y ha sido campeón del mundo de larga distancia de triatlón. Pero la primera ocupación de Antonio Benito es la policía. “Llevo un mes trabajando en la comisaría de Lugo”.
¿Qué es lo primero que le recibe a uno en la casa de un campeón del mundo?
Al volver a casa estaba toda mi familia. Venía de ganar en Australia, abro la puerta y me llevo la sorpresa. Ahí estaba toda mi familia esperándome: primos, tíos, abuelos… Me prepararon una fiesta como si fuese mi cumpleaños. No fue nada del otro mundo. Pero esas Coca Colas, esas patatas y esos sandwiches…, que reunieron a toda la familia, fue por algo que yo había hecho.
¿Y qué se le puede preguntar a un campeón del mundo que no se le haya preguntado?
¿Qué tal está Antonio a secas?
¿Y como está Antonio?
Bien, bien (risas)
¿Hay mucha diferencia entre Antonio y el campeón del mundo?
No, no, para nada. Es la misma persona. Pero todo tiene su momento. Cuando acaba un campeonato entendemos que eso ya pasó y volvemos a empezar.
Pero esta no es su dedicación principal.
No, no, claro que no. Por eso siempre digo que el fin de semana es una cosa y que el lunes regreso a la realidad. Entonces vuelvo a mi puesto de trabajo como una persona normal.
Para trabajar en la policía.
Sí. Ahora estoy en Lugo, donde llevo un mes. Trabajo en la comisaria de aquí. Pero mi ventaja es que tengo la sensación de no ir a trabajar porque es algo que me gusta. Me siento realizado con lo que hago, tal y como me pasa con el triatlón.
Pero la policía no se parece en nada al triatlón.
Por eso creo que me gusta tanto. El uniforme me ayuda a desconectar de esta burbuja del triatlón. Luego, también diría que preparar unas oposiciones es como preparar un triatlón. Para opositar invertí un año y medio de mi vida. Tenía la mentalidad de ganar, de buscar la perfección. Es lo que busco en carrera.
¿Y ha encontrado la perfección en carrera?
No, no, qué va, queda mucho trabajo por delante. Al final, los métodos de entrenamiento evolucionan. Me queda por aprender de la larga distancia. Tengo margen de mejora en la tres disciplinas (natación, correr y bicicleta).
¿A los 30 años lo mejor está por llegar?
Yo me veo joven. Al final, es lo que hayas machacado al cuerpo. Pero no es mi caso. A lo largo de mi vida he tenido varios descansos para trabajar en el Decatlhon, para preparar las oposiciones…. Pero la vida es como es. Hay que llegar a fin de mes. Hay que buscar los ingresos en otros sitios.
Porque en el fondo es un ciudadano normal.
Un tipo de Tomelloso. Un hijo de agricultor. Se puede imaginar. Lo que pasa es que a los 17 años me fui al CAR de Madrid. Hice buenos resultados en categorías inferiores y me becaron. Y todo empezó porque yo nadaba. Y un día mi entrenador me dice si quiero competir en una prueba que mezclaba la piscina con la carrera a pie. Fui y competí con unas zapatillas de vestir, bañador y camiseta de algodón.
¿Y cómo le fue en Madrid?
Fue una pasada. Tuve la suerte de compartir con grandes triatletas como Alarza, David Castro, Vicente Hernández, Miriam Casillas… Había mucha gente buena. Era como vivir en un campamento, porque eran mis amigos. A medida que pasan los años te das cuenta del privilegio de estar allí. Estuve siete años.
Y fue bien
Tuve algún resultado, pero no terminaba de llegar lo que yo esperaba en los entrenamientos. Llegué a estar entre los ocho primeros en la Copa del Mundo de Huelva. Pero fue una época en la que el nivel de España era muy alto. Los cinco primeros puestos estaban siempre ocupados y era muy difícil.
¿Y le daba para vivir?
Al estar becado en el CAR sí y con ayuda de mis padres sí. Pero tenía que hacer encaje de bolillos. Era difícil generar ingresos. Iba con presión a las carreras. A veces la cabeza me jugaba alguna pasada. Pero era lo que había.
¿Y qué es lo hay que hay ahora?
No entré en las Copas de Europa. No tenía puntos. Estuve un año sin hacer triatlón. Decidí probar en media y larga distancia (3.000 natación, 120 km en bicicleta y 30 km corriendo) y me va bien. Pero debo seguir luchando. La suerte es que hago lo que me gusta.
¿Y cómo se prepara?
Aquí, en Lugo, hago más rodillo porque llueve. Pero es una ciudad muy cómoda donde se conoce casi todo el mundo. Tiene caminos, carreteras infinitas para entrenar… Hay que aprovechar y espero que lo mejor este por llegar. Sé que esta vida es corta y va a acabar pronto.
Todavía quedan sueños por cumplir.
Hawái. Hace unos días competí. Quedé el 20. Llegué a ir sexto hasta la media maratón. Me bajé con opciones en bicicleta de ir entre los cinco primeros. Pero a partir de la media maratón empezó el suplicio. Ahora, una vez que he visto como es, lo he convertido en un objetivo a largo plazo.
¿Entonces no hay fecha de fin?
El fin lo podrá mi hermano Eugenio que viene conmigo a todos los lados. Sin él no haría triatlón. Siempre le digo que cuando él decida parar yo también pararé. Al final, esto es un trabajo en equipo. Si estuviese solo sería imposible. Él me ayuda y nos entendemos muy bien. Me tira en bicicleta cuando corro, en moto cuando voy en bici. Mi hermano es como mi ángel de la guarda.