Hace muchos años que los científicos vienen avisando del aumento del impacto de las olas de calor debido al cambio climático, los cálculos apuntan a más de 4.700 personas muertas en España este 2022 por causas relacionadas con el calor, por no hablar de los terribles incendios que han asolado el territorio.
Cada vez hace más calor y los corredores/as tenemos que vivir con ello, por suerte, también cada vez vamos mejor equipados y somos más conscientes de lo que debemos que tener en cuenta cuando salimos a correr por la montaña. Procuramos evitar las horas más calientes del día, llevamos ropa más técnica y transpirable, usamos crema solar y hasta cambiamos nuestra dieta para prevenir una posible deshidratación.
Pero lo más importante de todo, bebemos más agua y cuándo practicamos trail running se ha vuelto imprescindible hacerlo con al menos una carga de bidón, ya sea en mano, en cinturón o mediante los chalecos o mochilas de hidratación.
Aún así, es posible que alguna vez hayamos fallado en nuestros cálculos y nos hayamos quedado sin agua en una de nuestras salidas. Y con estas temperaturas tan extremas, aumentan las posibilidades de pillar una buena deshidratación o un golpe de calor.
También, participando en carreras de trail running nos puede suceder que entre avituallamiento y avituallamiento tengamos la necesidad de beber más, ya sea debido a un error de cálculo nuestro o a un bajón que nos haga estar más tiempo de lo esperado para realizar ese tramo. O al subir de distancia en una carrera, la poca experiencia nos puede jugar una mala pasada al llevar menos material de hidratación de lo que necesitaríamos para cubrir esa distancia.
En situaciones así siempre existe la tentación de usar las fuentes que encontramos en la montaña, a veces sin saber si el agua está potabilizada o no. Estamos así jugando a la ruleta rusa con nuestra barriga, ya que los agentes patógenos que viven en el agua nos pueden hacer sufrir la enfermedad hídrica por excelencia: la diarrea (en el mejor de los casos).
Y si ya bebemos agua cruda directamente de lagos, ríos o manantiales (por muy transparente y fresquita que parezca) los números para sufrir una intoxicación aumentan, ya que estas aguas pueden estar contaminadas por residuos ganaderos, pesticidas, plaguicidas y microorganismos patógenos. No será la primera vez que desgraciadamente se sufren intoxicaciones en algún avituallamiento mal vigilado con agua y con ganado cerca.

Filtros de agua (purificadores) para trail running
LifeStraw Peak Series – Collapsible Squeeze 650ml
- Dimensiones 10.4 x 25.4 cm
- Peso 102 gramos
- Tamaño del poro: 0,2 micras
- 99.999999% de las bacterias
- 99.999% de los parásitos
- 99.999% de los microplásticos, arena o agua turbia
Katabyn BeFree – 600ml
- Dimensiones 7.11 x 7.11 x 23.11 cm;
- Peso 58 gramos
- Tamaño del poro: 0,1 micras
- Microorganismos y bacterias
- Aguas turbias
Filtro LifeStraw
Este purificador es diferente de los dos anteriores ya que este funciona en modo flujo directo, es decir, no hay que rellenarlo si no que bebes directamente de él introduciendo el otro extremo dentro del rio o fuente, usándolo como si bebieras con una pajita tu combinado favorito.
Este purificador de agua puede llegar a filtrar hasta 4.000 litros de agua contaminada. Para limpiarlo solo hay que retirar el filtro, expulsar el agua que aún quede en el bidón y dejar que se seque durante una noche o unas horas.
- Dimensiones 22.9 cm de largo y 2.5 cm de diámetro
- Peso 57 gramos
- Tamaño del poro: 0,2 micras
- Material: plástico y membrana de fibra hueca
- Lazo de transporte para atarlo
- 99.9999% de las bacterias
- 99.9% de los parásitos protozoarios