Inicio Multimedia ¿Revolución o marketing? Las Puma Fast-R Nitro Elite 3 bajo la lupa

¿Revolución o marketing? Las Puma Fast-R Nitro Elite 3 bajo la lupa

En 2017, las Nike Vaporfly irrumpieron en el panorama del running con una promesa: mejorar la economía de carrera en un 4 %. Lo decían con tanta seguridad que incluso le pusieron el nombre a la zapatilla. Investigadores como Wouter Hoogkamer, entonces en la Universidad de Colorado, respaldaron esas afirmaciones con datos. Desde entonces, el mundo de las zapatillas de competición entró en una espiral de innovación, parte de imitación y ajustes como hemos visto al detalle hace apenas dos días, clasificando todo el arsenal de superzapatillas con carbono existente en el mercado.

Ocho años después de aquella efeméride, ¿estamos ante un nuevo ciclo o simplemente ante una evolución de los mismos principios? Eso es lo que se plantea con el último lanzamiento de Puma: las Fast-R Nitro Elite 3. Un modelo que no solo presume de ligereza y diseño optimizado, sino que se atreve a decir —con cifras en la mano— que mejora la economía de carrera en un 3,5 % frente a las mejores zapatillas actuales, incluidas las Vaporfly y Alphafly de Nike y las Adios Pro Evo 1 de adidas.

¿Qué hay detrás de este dato?

Según un nuevo estudio dirigido por el propio Hoogkamer, ahora en la Universidad de Massachusetts Amherst, las Fast-R3 obtuvieron la tasa metabólica más baja entre las  zapatillas de carbono evaluadas (Nike Alphafly 3, Adidas Adios Pro Evo 1, Puma Fast-R2).

En pruebas de economía de carrera realizadas en cinta, 15 corredores voluntarios —todos ellos con marcas personales en 5K por debajo de los 21 minutos en mujeres y 19 minutos en hombres— mostraron una mejora consistente con las nuevas Puma. Cada uno de ellos corrió dos veces con cada modelo, y todos lograron su mejor eficiencia con las Fast-R3. Comentar que el estudio fue financiado por Puma.

Aunque los datos parecen consistentes, hay que preguntarse cuánto hay de cierto en todo esto: la muestra es reducida, el entorno controlado (por Puma) y los resultados aún no han sido validados por la comunidad científica, hecho que obliga a leer los resultados con precaución.

Fuente: Reedit

A nadie se le escapa que existen muchas razones para desconfiar de las afirmaciones de cualquier marca de zapatillas sobre su nuevo modelo. Ahora bien, uno de los aspectos más interesantes del desarrollo de las Fast-R3 es el uso de modelos biomecánicos virtuales y simulaciones computacionales.

Puma partió de su versión anterior, la Fast-R2 (con detractores, dicho sea de paso) y aplicó ajustes basados en datos de presión y fuerza, identificaron zonas de la zapatilla que no soportaban estrés y eliminaron material innecesario. También reforzaron áreas clave de la placa de carbono. Resultado: una zapatilla más ligera (167 gramos) y, según sus propios datos, más eficiente.

Parece ser, entonces, que no estaríamos ante una gran innovación (una placa rígida de carbono, espuma de alta gama y geometría agresiva), sino de pequeños ajustes que, combinados, marcan una diferencia. Una optimización de una arquitectura ya conocida. Por otro lado, Puma asegura que su espuma Nitro Elite recupera más del 90 % de la energía al descomprimirse, por encima de la utilizada por Nike y adidas, que ronda el 85%.

¿Cómo se traduce esa mejora del 3,5 % en el rendimiento total? O es solo en la economia de carrera? Y más importante: ¿cómo varía ese impacto según el perfil del corredor? Muchas preguntas sin responderse de las que saldremos de dudas los próximos meses. Las veremos debutar en el marón de Boston y Londres teniendo en cuenta que los atletas de élite patrocinados por la marca Puma hoy por hoy son los que son, por tanto la visibilidad de las mismas podría ser escasa. Según este hilo, se sospecha que Taylor Roe ya las utilizó para batir el récord del mundo de 10 millas hace apenas unos días.

 


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