Carla Gallardo hizo historia en las calles de Laredo. La palentina se convirtió este fin de semana en la nueva plusmarquista nacional de los 10 km en ruta tras firmar un crono de 31:11, rebajando en 12 segundos el récord anterior de Paula Herrero.
Más allá del tiempo y el estado de forma, espectacular, hay una pregunta que resuena entre especialistas del sector: ¿ha nacido una nueva era en el rendimiento con carbono?
Gallardo voló a un ritmo promedio de 3:07/km y ha compartido sus ritmos por km de strava, lo cual no solo evidencia su excelente forma física, también una eficiencia en carrera descomunal. Se apunta así una rebaja consolidada de más de 40 segundos en escasos dos meses. Además de un estado de forma excelente y un invierno generoso, parte de esa eficiencia podría estar en lo que llevaba en los pies: las nuevas Puma Fast-R Nitro Elite 3, un modelo llamado a redefinir el campo de batalla del alto rendimiento en ruta.
Y ya sabemos que este tipo de segmento de zapatillas se mueve como una balsa de aceite; primero lo prueban los profesionales y, en cuanto empiezan a dejar huella, se propaga entre el resto de corredores que tienen el cronómetro entre ceja y ceja, que no son pocos. Porque la velocidad de penetración en el mercado es enorme, algo que corre de boca en boca hasta los pies.
Las Fast-R Nitro Elite 3: puede marcar la diferencia
Desde 2017, cuando Nike presentó su Vaporfly con promesas (y pruebas) de mejora del 4% en la economía de carrera, el mercado de las “superzapatillas” ha evolucionado, lo cierto que más por optimización que por revolución. Puma, con esta tercera generación de su línea Fast-R (intrascendentes hasta ahora) parece haber alcanzado un equilibrio agresivo entre eficiencia energética y estabilidad dinámica.
Y lo cierto es que los números empiezan a acompañarles. El rendimiento de las Puma Fast-R Nitro Elite 3 no pasa desapercibido cuando se cuelan en las clasificaciones y los récords, como ya vimos con el proyecto breaking3 en el maratón de Boston y Londres, con más de 60 marcas personales con muchos atletas top.
Por otro lado, un estudio (suyo, dicho sea de paso) situó a estas zapatillas como el modelo con la tasa metabólica más baja de todos los testados, con una mejora media del 3,5 % en economía de carrera. Pequeños porcentajes, sí, pero que podrían ser decisivos para cruzar barreras. El dato no es aislado porque aunque no se puede afirmar que el calzado es determinante, los entrenadores lo saben bien: en este nivel, cada segundo cuenta, y cada mejora marginal es oro.
La zapatilla no es solo una espuma reactiva y una placa rígida. Su diseño estrambótico de doble bloque con suela partida, el uso de espumas PEBA con una recuperación de energía del 90%, y la nueva geometría del antepié permiten una transición especialmente eficaz en ritmos altos. Y eso plantea una duda que muchas marcas ya se están haciendo: ¿Estamos ante una simple evolución o ante un salto que vuelve a inclinar la balanza tecnológica?
No olvidemos que Puma no es la primera vez que eclipsa al mundo del atletismo. Durante años, fue la marca que respaldó al más grande de todos los tiempos: Usain Bolt. Aquel patrocinio icónico se convirtió en parte de la historia del deporte.
Hoy, Puma ha redoblado su apuesta estratégica en el atletismo, patrocinando a un elenco de embajadores del más alto nivel como Shericka Jackson, Karsten Warholm, Mondo Duplantis, Felix Streng o Yaroslava Mahuchikh, también atletas españoles, como Maria Forero, Maribel Pérez, Lucia Pinaccio o la propia Carla, al mismo tiempo que mantiene su proyecto técnico de running: el PUMA Elite Running Team, equipo que entrena en el corazón de Carolina del Norte, guiado por los olímpicos Alistair y Amy Cragg: Fiona O’Keeffe, Pat Tiernan, Jack Rowe, Miriam Dattke, Isai Rodríguez, Sara Vaughn, etc.
