Sara Alonso tiene 26 años. En Instagram habla como si corriera con palabras y en YouTube edita las emociones que el viento y la montaña despierta en sus piernas. Corre con ASICS y nos abre las puertas de su mundo.
No hablamos de récords: hablamos de ella. De sus dudas y alegrías.
Esta es la historia de Sara: la que contó Zegama desde dentro, la que mete humor en lo cotidiano. Más que una corredora, es una narradora. Una apasionada del trail que entiende que la cima no es solo un lugar porque la cima, a veces, es un momento en el que por fin te reconoces.
Zegama; el sueño perseguido. El “Santo Grial” del trail, y tú lo has ganado. ¿Qué significó para ti?
Lo viví como un sueño cumplido, la recompensa a haber perseguido algo durante años, algo que está en mi cabeza desde que empecé en el trail. A no rendirme cuando me caía, a seguir soñando cuando parecía imposible. Esa es la parte más bonita. Que no es solo una victoria, era correr en casa, en Euskadi, y con todo lo que me ha costado llegar hasta aquí. Un dolor constante: caídas, el tercer puesto de 2022 que sabía casi a victoria…, la lesión de 2023 donde me pasé semanas preguntándome: ¿llegaré? ¿no llegaré? Y no llegué.
Y luego la neumonía que le llevó a la UCI en 2024.
Pues imagina. Vuelves de una lesión larga, te sientes bien, estás en forma… y 24 horas antes, ¡pam!, neumonía. ¿Qué probabilidades hay? Poquísimas. Fue como una pesadilla.
Y 2025 era otra vez la esperanza.
Venía con mucha presión. La favorita, en casa, y con todo lo que implica. Porque en un maratón de montaña pueden pasar muchas cosas. Una carrera de hora y media la puedes salvar si estás bien. Pero en cuatro horas y media… es que te puede pasar de todo.
¿Crees que se hizo justicia?
Fue un cúmulo…. Con mi familia habíamos ido muchas veces a entrenar, a reconocer el recorrido. Ese trabajo invisible que nadie ve. Mi gente, la preparación, el apoyo del público, todo encajó. Nunca olvidaré ese día, sentí que ese día fue mío. Y eso no se olvida. Ojalá se repita. Pero sé que es difícil. Hay que hacer muchas cosas bien durante todo el año para volver a vivir algo así.
¿Y tu familia? ¿Cómo lo vivieron ellos?
Buf… aún están emocionados. Las semanas después seguían flipando. Yo me despertaba a las dos de la mañana y me ponía a ver vídeos, fotos, a revivirlo todo. Mi madre lloró en la meta. Mi padre también. Lo pasó fatal viéndome sufrir. El año anterior, cuando acabé en el hospital antes de la carrera, estaba hundido. Decía: “Esto no es justo, no hay derecho”. Pero este año fue distinto. Este año fue redondo. Fue un día increíble para todos.
Te vimos en la media maratón de Barcelona. ¿Cómo acabaste allí?
Fue una locura. Me calentaron para correrla y… bueno, yo vengo del atletismo, me gusta competir. Pero claro, correr a 3:10, 3:20, 3:30, sé lo que significa. Cuando ves a alguien hacer dos horas en maratón a 2:52 el kilómetro, piensas: “Esto no está a mi alcance”.
Yo, una media en 1:16 ya me parecía de locos. Pero fui, me calenté bien y 1:11. Una barbaridad para mí. Mi mejor marca. Igual para la gente del asfalto no es nada, pero para mí fue brutal. Fue el inicio de todo.
Y luego llegaron las Golden Trail Series…
Sí. Empecé en Kobe, que no es fácil. Y gané. Llevaba sin ganar una de las Golden desde 2022, así que eso ya fue muy importante. Y gané Zegama. Es decir, he ganado dos Golden y una de ellas ha sido Zegama. Esta primera parte de temporada ha sido simplemente espectacular. Mejor, imposible.
¿Cómo encaras ahora la segunda parte del año?
Con respeto. Porque ahora hay muchas expectativas. Estoy liderando el circuito Golden y eso te coloca en el punto de mira. El siguiente gran objetivo es la OCC en Montblanc. El año pasado la corrí después de salir de la neumonía y acabé cuarta.
Fue como un milagro llegar y competir. Este año, en cambio, llego más preparada, con más confianza. Y luego está el Mundial, que es en Canfranc. Y la final de las Golden, que la tengo muy bien encaminada. Así que sí, muchos retos, pero también cierto miedo.
¿Zegama te dio el billete para el Mundial?
No directo. Después de ganar Zegama me llamaron y me confirmaron que estaba dentro por criterio técnico. Este viernes ya viajamos a Canfranc con la selección para reconocer el terreno. Una pasada.
¿Y cómo se mantiene la motivación después de este bombazo?
Pues al revés. Estoy más motivada que nunca. Cuando estás bien, cuando todo va rodado, da gusto. Subo montes de casa en un minuto menos que antes y pienso: “¡Ostras, qué gozada!”. Eso engancha. Porque sabes que estás en un momento dulce y quieres aprovecharlo. La motivación se hunde cuando estás lesionado, cuando no te salen las cosas. Pero ahora todo fluye.
Vamos a tu vertiente más comunicadora, creadora de contenidos. ¿Hay alguna diferencia cuando te quitas el dorsal o cuando no hay cámaras?
Pues… yo creo que soy bastante parecida a como me ven en redes. Me dicen mucho que soy igual en persona que en Instagram. Por ejemplo, en el último training camp, la gente me dijo: “eres exactamente como pensaba”.
Se te ve fuerte, decidida, honesta y transparente.
Me gusta mucho transmitir lo que siento, y las redes sociales para mí son como un diario deportivo. Me resulta natural compartir. Creo que detrás de las carreras hay mucho más de lo que se ve y me gusta contar eso.
¿Te sientes más comprendida por esta comunidad digital o por el mundo más purista, del trail tradicional?
Pues… un poco de los dos, pero tampoco me siento purista del todo. Yo empecé hace 4 o 5 años, y el purismo ya estaba un poco en retirada. Vengo del atletismo, me gusta medir segmentos, tiempos, el rendimiento…Y claro, los puristas valoran más la parte “bonita” del monte, pero a mí me gusta combinar técnica y velocidad. En ese sentido no soy ni alpinista ni purista, y me encantan las redes, que para algunos es pecado.
¿Alguna vez te planteas que la gente te siga más por lo que haces en Instagram que por lo que corres?
Yo creo que no, porque detrás de mi Instagram hay credibilidad. No vendo humo. La gente me sigue porque sabe que corro, que gano carreras, que entreno duro. No es solo postureo, no.
Eres una friki del trail, ¿lo reconoces?
Sí, totalmente.
Y si un día no pudieras correr, ¿qué quedaría de esa friki?
Me encantaría ser team manager, o estar detrás de las redes de un equipo, entrenadora, algo que me mantenga vinculada. Ser ojeadora también me fliparia, scouting aunque todavía no exista la figura en el trail…(sonríe).
Me encanta descubrir talentos, seguir a los chavales que despuntan, sé cuándo alguien va a llegar lejos. Los resultados me llaman la atención, tengo un ‘sexto sentido’.
¿Qué opinas de la irrupción de los atletas de ruta en el trail?
Es inevitable. El deporte se profesionaliza y las marcas quieren estar ahí. Me encantó ver el campeonato de España en Canfranc, con muchos de ellos y que no ganaran, porque eso demuestra que el trail es otra cosa. Fue un punto de inflexión de…,vale, esta gente realmente sabe correr por aquí.
Es muy diferente.
Ahora la gente de asfalto les empieza a seguir mucha gente del trail y viceversa, lo cual es bueno y me encanta. Tienen mucho motor y a la que se pongan y entrenen….pero no es solo correr. Hay que saber subir, bajar, gestionar comida, bebida…etc.
Vamos con tus zapatillas fetiche, ¿cuáles usas para competir y para entrenar?
Para competir, siempre las ASICS Fujispeed, da igual terreno. Son las que me han hecho sentir cómoda y rápida. Para entrenar largas horas, las Trabuco.
¿Participas en testeo o feedback para la marca?
Nos envían prototipos y en los training camps damos opiniones. Pero en zapatillas soy muy sencilla, si me gustan, me gustan, y ya. Para ropa sí doy más ideas.
¿Tienes alguna manía o ritual especial?
Sí, en las rutas que descargo en el GPS, siempre les pongo título. Por ejemplo, en Zegama la llamé “Zegama Txapeldun” o en China “China Top 5”.
Un corredor popular que quiera pasarse de ruta al trail, ¿qué zapatillas le recomendarías?
Las ASICS Trabuco para que tengan estabilidad, comodidad y durabilidad. La ASICS Fuji Lite es más para quien ya controla la pisada y el terreno técnico.
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Por último, ¿qué queda de la Sara que empezó corriendo?
Pues le quedan muchos años por delante, espero. Voy a seguir en distancias medias y maratón, ultras no me veo, son otro mundo. Para mí, hasta 3 o 6 horas compitiendo.