Carl Lewis, uno de los grandes iconos del atletismo mundial, ha sorprendido en la presentación del documental ‘I’m Carl Lewis’. A sus 63 años, el excampeón olímpico confiesa que nunca ha tenido una relación sentimental estable, convencido de que podría haber afectado su rendimiento en la pista.
“Nunca he tenido una vida adulta realmente privada, y hasta el día de hoy no he mantenido una relación profunda y duradera. Pensé que perjudicaría mi carrera”, admite Lewis en el documental, dirigido por Julie Anderson y Chris Hay. “Estoy seguro de haber conocido a 50 personas increíbles en mi vida. Pero por eso, tuve que alejarme de ellas. Y sé que por fuera puede parecer un poco triste, y lo entiendo, pero así son las cosas”.
El largometraje, que se proyecta en el festival SXSW los días 7, 9 y 12 de marzo, ofrece un recorrido por la vida del deportista, desde sus hazañas olímpicas hasta los desafíos personales que enfrentó a lo largo de su carrera.
Un legado inigualable con luces y sombras
Entre 1984 y 1996, Carl Lewis se convirtió en una leyenda del atletismo al sumar diez medallas olímpicas, nueve de ellas de oro, y ser una de las cuatro únicas personas en lograr tal hazaña. Su imagen y estilo de vida dieron pie a rumores constantes sobre su orientación sexual, una cuestión que nunca ha querido aclarar. “Han existido ininterrumpidamente durante toda mi carrera”, señala en el documental.
Uno de los episodios más icónicos en torno a su imagen ocurrió en 1994, cuando aceptó posar para un anuncio de Pirelli con tacones de aguja rojos en posición de salida. La sesión, fotografiada por Annie Leibovitz, generó un gran revuelo tal como apunta la revista ‘People’. “La imagen luce increíble”, afirma Lewis.
La dureza del éxito y sus consecuencias
Lewis también comparte en el documental los momentos más difíciles de su carrera, como la polémica de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. En aquella final de los 100 metros, Ben Johnson lo derrotó con una exhibición, pero días después fue descalificado por dopaje y Lewis recibió la medalla de oro en un acto improvisado. “Me la dieron arrugada, debajo del estadio. Sentí como si se la hubieran arrancado de la mano a Johnson”, recuerda.
El atleta confiesa que su dedicación absoluta al deporte lo llevó a cuestionarse su vida fuera de las pistas. “Mentalmente, empecé a preguntarme: ‘¿Para qué?’. El atletismo dominaba cada aspecto de mi vida, y todo lo demás era secundario”.
A través de ‘I’m Carl Lewis’, la estrella del atletismo se muestra como nunca antes: un campeón que también tuvo que pagar un alto precio por el éxito.