Si has corrido lo suficiente, ya te habrás dado cuenta de que hay dos tipos de corredores que rara vez se mezclan: los de asfalto y los de trail.
Son como gatos y perros, ciclistas de carretera y de montaña, o amantes del café y del té.
Pueden convivir, pero en el fondo se miran con recelo.
Si estás pensando en cambiar de bando (o simplemente quieres confirmar que el otro grupo está equivocado), aquí tienes las 10 diferencias clave entre estos dos especímenes del running.
1. El equipamiento: simplicidad vs. survivalist
El corredor de asfalto sale a correr con lo mínimo: camiseta de la última carrera, pantalón o mallitas, zapatillas de running y un reloj GPS para presumir en Strava.
El de trail, en cambio, parece que se está preparando para el fin del mundo aunque lo veas en un parque: Mochila de hidratación + cortavientos + frontal + manta térmica + bastones + gel de emergencia “por si acaso”…
¿Para correr una hora? Sí.
2. La obsesión con el ritmo
En asfalto, el ritmo lo es todo. Si no has mencionado tu ritmo en una breve conversación con tu compañero de entrenamiento, ¿realmente has corrido?
En trail, en cambio, el ritmo es relativo: “Depende del desnivel, del terreno, de si había barro, de si me encontré una vaca justo en en mitad del camino…”. Todo vale como excusa.
3. La relación con la tecnología
El corredor de asfalto a-do-ra los relojes GPS con métricas avanzadas, los entrenamientos en pista de atletismo y las zapatillas con placa de carbono.
El de trail tiene un GPS, sí, pero lo usa más para no perderse que para medir su VO2 max. ¿Que en la montaña hay que trabajar por pulsaciones? ¿sí, seguro?
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4. El tipo de sufrimiento
El de asfalto sufre por la velocidad: “No he bajado de 4:00 min/km, esto es un desastre”.
El de trail sufre por la inclinación: “Tuve que caminar en la subida, pero no pasa nada, todos lo hicimos”.
Dos mentalidades completamente distintas.
5. Las zapatillas: ¿cuchillas de afeitar o neumáticos de tractor?
Las zapatillas de running para asfalto son rápidas y ligeras, pensadas para volar sobre el pavimento.
Las zapatillas de trail parecen hechas para escalar montañas y sobrevivir en el barro.
6. La hidratación y nutrición
En una carrera de asfalto de hasta 10K, con suerte tomas un sorbo de agua a la mitad y al final.
En trail, si te olvidas del agua y los geles, acabarás mendigando un sorbo de isotónica a algún alma caritativa.
Y sí, llevarás comida como si fueras a estar días perdido ¿cuántos geles te sobran después de cada carrera?
7. El entorno y la compañía
El asfalto es lineal y predecible, rodeado de coches y semáforos.
En trail, un bicho grande puede cruzarse en tu camino o una raíces pueden hacerte volar sin previo aviso. Además, en el monte nadie te mirará raro si saludas a cada corredor que te cruzas (en ciudad, ahora es como mínimo sospechoso).
8. Las carreras: maratón vs. ultra
El gran sueño del corredor de asfalto es correr un maratón en menos de 3 horas.
El de trail puede llegar a soñar con participar en ultras de 50, 100 o más kilómetros, aunque eso signifique caminar el 90% del tiempo y sufrir alucinaciones por la falta de sueño.
9. La relación con el dolor
El de asfalto teme las lesiones por sobrecarga: rodillas, cintilla iliotibial, fascitis plantar…
El de trail se hace amigo de los esguinces, las rozaduras y los raspones. Si no vuelves con las piernas llenas de barro y arañazos, ¿realmente corriste por la montaña?
10. La actitud post-carrera
Después de una carrera de asfalto, el debate es si la marca conseguida es PB (personal best) o no.
En trail, lo importante es cuántas veces te caíste, cuánto sufriste y cuántas anécdotas tienes para contar.
En definitiva, son dos formas distintas de ver el running, pero ambas igual de válidas (aunque cada grupo piense que el otro está loco).
Lo importante es que, ya sea en asfalto o en montaña, sigas corriendo…
…y sigas acumulando excusas para comprarte más zapatillas de running, que lo sabemos.
¿Y tú? ¿Eres un más de asfalto o de trail?
Seas de la tribu que seas, en nuestro club de running podrás entrenar carreras de asfalto o correr como una cabra por la montaña. Incluso las dos cosas a la vez.