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Madrid corre hacia el futuro: el maratón como termómetro de una nueva era del running

Madrid volverá a vivir la fiesta del maratón en sus calles / Rock'n Roll Madrid Marathon

Madrid no solo acoge este 27 de abril una nueva edición de la Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series Madrid, sino que será una muestra más del cambio gordo y silencioso que se está cocinando en este deporte. Con más de 45.000 corredores inscritos, procedentes de 118 países, el éxito del maratón de Madrid es como una radiografía, un espejo de las nuevas tendencias que están redefiniendo esto del running.

Del ‘runner’ a la persona activa

Lejos queda la imagen del corredor solitario. También la del ‘boom’ producido por la Generación X y Millennials de hace 15 años. El perfil actual se ha diversificado hasta límites que hace solo una década eran impensables. Mujeres (37% del total, y casi la mitad en la distancia 10K), debutantes (40% de los inscritos en Madrid participan por primera vez) y muchos jóvenes menores de 30 años marcan una nueva narrativa: la del running como un espacio transversal.

Porque ahora correr ya no es solo cuestión de rendimiento o salud. Es algo más. Tiene elementos que pueden interpretarse como una afirmación de identidad, una necesidad de pertenecer y una vía de integración cultural. La carrera madrileña lo confirma: más de 12.000 corredores vienen del extranjero, no solo de Europa occidental, sino de países como Corea del Sur, Colombia, India o Sudáfrica.

Y es que el auge de carreras se enmarca en una tendencia más amplia: el deporte como fenómeno de comunidad y cohesión social. Correr, caminar, pedalear o nadar ya no son actividades individuales donde lo que importa es llegar primero. Se hace o disfruta acompañado.

La ciudad como protagonista

Que Madrid acoja a 45.000 corredores este domingo —con un crecimiento del 12,5% respecto a 2024 y con otros 7.500 sin dorsal— no es un simple dato. Es el síntoma de una demanda que ya no se mide en kilómetros sino en experiencia, en narrativa colectiva. La ciudad ha sabido aprovechar esta ola: se estima un impacto económico de 64.5 millones de euros, gracias a las estancias hoteleras, el comercio local, desplazamientos, contratación directa de personal, seguridad, logística, sanidad y servicios, etc.

Pero el verdadero valor no se mide en euros: se mide en conexión social (y en imagen proyectada). Estas carreras son autenticas herramientas estratégicas para construir una identidad metropolitana. Y es que no solo atrae turistas o genera ingresos, también fortalece el tejido social. El corredor popular —ese que paga su dorsal, entrena en los parques, consume en los bares y comparte su experiencia en redes— es un aliado de ese dinamismo; con más de 2.000 voluntarios, 30 escenarios musicales, planes de sostenibilidad con residuos cero y huella de carbono compensada… La maratón ya no es solo una prueba deportiva.

La retransmisión global del evento en más de 350 canales y con una audiencia potencial de 400 millones de personas es una oportunidad única para consolidar el relato de una ciudad moderna, abierta y saludable. Una ciudad que respirará al ritmo de las zancadas aunque estas no pasen a la historia por los tiempos de los ganadores (lastrados por orografía de la carrera y altura). Madrid no solo correrá este domingo. Madrid marcará el ritmo del nuevo running.


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