Nos sorprendió a muchos no ver colgarse una medalla en la final de los 1.500 a Jakob Ingebrigtsen. Venía siendo superior en los meetings y había mostrado también su buen estado de forma en las series y en las semifinales. Pero llegó el Día-D, se puso a tirar, como siempre, a lo ‘front runner’, y en la recta de meta se quedó sin fuelle. Fue adelantado por Hocker, por Kerr y por Yared Nuguse. Cuarto. Medalla de chocolate. Algo que ya le había pasado previamente en Eugene en 2022 y en el Campeonato del Mundo de Budapest en 2023. Con Kerr y Wightman de rivales, en ambos casos.
Nadie puede correr más rápido que Jakob, eso ha quedado demostrado. Igual que el menor de los hermanos Ingebrigtsen no es capaz de cambiar la estrategia, lo suyo es tirar y tirar. “Mi error fue salir muy rápido. Es humanamente imposible hacer una primera vuelta en 54s (54,82s) saliendo de parado y no sufrir en los últimos 200 metros. Cuando me di cuenta de que había salido demasiado rápido, aún quedaban 700 metros. Y sabía que mi única opción de ganar era seguir empujando”, reconoce en una entrevista con The Telegraph respecto a esa final de 1.500 en París.
Confesión
“No hay una forma de sobreponerse a algo como eso. Los 1.500m han sido la prueba Fórmula Uno del atletismo desde que tengo memoria“, añade el nórdico. Jakob buscará de nuevo el doblete en el Europeo de Apeldoorn que empieza este 6 de marzo. 1.500 y 5.000. Veremos si alguien es capaz de desbancarlo. Este invierno acumula ya un Récord del Mundo de la milla.