Correr es un placer, competir, corriendo es un doble placer, ¿pero, como corremos? ¿Agresivamente, de forma conservadora?
En cada entrenamiento y, especialmente, en cada carrera, el corredor se enfrenta a una decisión fundamental: cómo gestionar su energía. No se trata solo de la capacidad física, sino de una estrategia mental, una especie de juego de apuestas, en las apuestas se sopesan el riesgo y la recompensa. ¿Arrancar fuerte y arriesgarse a “petar” o mantener un ritmo conservador para asegurar un buen final?
Dosificar es la clave de tu estrategia.
Todo corredor sabe que el cuerpo tiene un límite y una reserva limitada de glucógeno. La clave para batir tu marca personal no es tener más energía, sino utilizarla de forma más inteligente. En esencia, estás apostando por una estrategia de ritmo.
- La apuesta conservadora: Implica empezar la carrera a un ritmo cómodo, incluso por debajo de tu umbral de esfuerzo. El objetivo es mantener las pulsaciones estables, quemar grasa como combustible principal, y guardar esa preciada reserva de glucógeno para el tramo final. Esta estrategia minimiza el riesgo de un colapso energético (el temido “muro”), asegurando un buen negativo split (correr la segunda mitad más rápido que la primera). Es la táctica ideal para principiantes o para pruebas de larga distancia como el maratón.
- La apuesta arriesgada: Consiste en salir rápido, forzando un ritmo que puede ser insostenible, con la esperanza de crear una ventaja inicial. El riesgo es alto: si el cuerpo pide cuentas, el batacazo será mayúsculo. Esta estrategia solo es viable para corredores muy experimentados que conocen a la perfección sus límites, o en distancias cortas (5k, 10k) donde el colapso es menos dramático.
La mejor carta: Una buena preparación.
La verdadera ventaja en esta “apuesta” de la gestión de energía no está en la carrera, sino en los meses previos.
- Entrenamiento de ritmo y umbrales: La base de cualquier buena estrategia es conocerte. Los entrenamientos de series y de umbral de lactato te dicen con precisión a qué ritmo puedes correr de forma sostenida sin acumular demasiado ácido láctico. Conocer tu umbral es como tener información privilegiada antes de una jugada.
- Nutrición e hidratación: La carga de carbohidratos en los días previos a la carrera no es una moda; es la manera de llenar al máximo tus depósitos de glucógeno. Durante la carrera, la ingesta planificada de geles o isotónicos es un seguro contra el agotamiento.
- Fuerza mental: Saber sufrir es parte de la carrera. La fatiga llegará, y es ahí donde la mente debe tomar las riendas. El corredor que ha entrenado su cabeza puede mantener el ritmo un kilómetro más cuando el corredor “mentalmente débil” se rinde.
Más allá de la carrera: La gestión del riesgo
La mentalidad de gestión de riesgo no se limita a cómo corres un maratón. Se aplica también a tu entrenamiento semanal: ¿descanso o un día extra de fartlek? ¿Ignorar una pequeña molestia o parar por un par de días? En el running, como en la vida, a veces hay que tomar decisiones donde se sopesan las posibilidades de éxito y fracaso.
Al final, ya sea en la pista o en el asfalto, el running es una disciplina que te enseña a ser un mejor estratega. La próxima vez que te encuentres en la línea de salida, recuerda que no solo estás compitiendo con otros, sino también con tus propias reservas, y la victoria será para el que mejor haya sabido gestionarlas.